martes, 2 de agosto de 2011

Un proyecto caído por su propio peso

Los promedios se instauraron (tras su génesis efímera en la década de 1940) después de que San Lorenzo perdiese la categoría; pasaron entonces a computarse la temporada en disputa y la precedente, pero ese sistema no le alcanzó a Racing, que también se fue a la vieja Primera B. Entonces la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) decidió que se tomasen en cuenta los últimos tres años futbolísticos para establecer el coeficiente de descenso. Era el reaseguro para que los grandes no volviesen a caer y la definitiva disposición del negocio por delante de la pelota. El sistema funcionó sin fisuras por casi tres décadas, hasta la hecatombe de River.

Para reposicionar al Millonario y ante el peligro latente por los bajos promedios de Boca, San Lorenzo y Racing se pensó en un campeonato que uniese la Primera División y el Nacional B en un megatorneo de 38 equipos. De esta manera se garantizaba el regreso de River al tiempo que se desactivaba la alarma de peligro respecto de los otros cuatro poderosos.

Ernesto Cherquis Bialo, vocero de la AFA, reconoció en una nota radial que la búsqueda de un cambio trascendental de ninguna manera se hubiese dado sin el descenso del club presidido por Daniel Passarella, quien emitió un comunicado en el cual se desligaba de cualquier maniobra para establecer el nuevo formato dado que su aspiración es regresar al sitio dejado por méritos deportivos.

El anunció del tratamiento del proyecto antes de fin de año para, de aprobarse, iniciar la nueva era a mediados del año próximo implicaba un desatino mayúsculo referido a comenzar la temporada con un reglamento flotante en lo que refería a ascensos y descensos.

Algunos dirigentes, entre ellos Julio Baldomar, vicepresidente de Vélez, y Nicolás Russo, titular de Lanús, aseguraron que la idea no había surgido de la AFA sino del gobierno nacional. Julio Humberto Grondona, presidente de la casa matriz del fútbol argentino, y Aníbal Fernández, jefe de Gabinete de la Nación, los desmintieron.

La cronología implicó el anunció de fusión de la Primera División con la máxima divisional del Ascenso, indicios de retractación, la ratificación en la voz de José Luis Meiszner, secretario ejecutivo de la AFA, y vuelta a foja cero. Los desatinos y las contradicciones abundaron. La postura mayoritaria fue de rechazo. Las desprolijidades no podían más que hacer caer un proyecto que estaba sostenido sobre patas de gelatina.

Los promedios se instauraron para proteger a los grandes y los torneos cortos para devolverlos a la gloria luego del reparto de títulos de la década de 1980. Este amago de cambio iba en la misma dirección.

El megatorneo quedó archivado, aunque difícil sería afirmar que definitivamente. Habrá que ver qué sucede si el derrotero de River el Nacional B no es satisfactorio y si se mantienen los flacos coeficientes de Boca, San Lorenzo y Racing. En el fútbol argentino nunca parece estar dicha la última palabra.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua

patinsua@gmail.com

No hay comentarios: