martes, 19 de enero de 2016

El fútbol no sólo se alimenta de fútbol

Como deporte y fenómeno cultural, el fútbol atraviesa cualquier frontera y allana la escala social. En cambio, como ámbito laboral muta en un reducto de casta que resiste a los outsiders. Incluso prefiere evitar a los especialistas que se desarrollaron en otra disciplina, como a un médico deportólogo que venga del rugby o un kinesiólogo proveniente del voleibol. Todos aquellos que no son del palo deben destrabar varios cerrojos para ingresar a un mundo abierto hacia afuera y cerrado hacia adentro.

Distintos casos demuestran que el prejuicio suele ser infundado. En Primera División, Ariel Holan desarrolló un gran trabajo en el Defensa y Justicia. La mayor parte de su carrera como entrenador fue en el hockey y empezó a trabajar en el fútbol después de los 40 años para comenzar como analista de video (mientras era técnico de hockey) y en el ámbito formativo. En el mundo, hay otro muy buenos ejemplos. 

En el Mundial de Brasil, Louis van Gaal contó en el cuerpo técnico de Holanda con dos ex jugadores de hockey, Hans Jorritsma (también había sido parte de la delegación naranja en Sudáfrica 2010) y Max Reckers, quien lo acompañó luego al Manchester United. En Alemania, Bernhard Peters también pasó de una exitosa carrera en el hockey al fútbol. Trabajó junto a Jürgen Klinsmann y Joachim Löw y es considerado clave en el proceso que recorrió el juego de Alemania en los últimos años. Hoy se desempeña como director deportivo del Hamburgo, cargo que también desarrolló en otros clubes de la Bundesliga.

El principal ayudante de Josep Guardiola en el Bayern Múnich es Manel Estiarte, el mejor waterpolista español de la historia. Antes de lanzarse como entrenador y también cuando ya estaba al frente del Barcelona, Pep se reunió en distintas ocasiones con Julio Velasco, actual entrenador del seleccionado argentino de voleibol, para conocer su opinión sobre diversos temas. Consagrado en Italia, Velasco fue director deportivo de Lazio e Inter y la injerencia de su cargo también se extendía al fútbol. Incluso estuvo cerca de ser técnico del Milan.

A comienzos de la década del 80, convivían en Ferro Carlos Timoteo Griguol y León Najnudel. Quien estaba al frente del primer equipo de fútbol convocó al entrenador del equipo de básquetbol para que Gerónimo Saccardi, Juan Domingo Rocchia, Héctor Cúper, Adolfino Cañete y Alberto Márcico aprendiesen a cortinar y desmarcarse en los córners.

El fútbol profesional es un terreno específico, pero no por eso debería poner trabas a quienes desde otros deportes se acercan para hacer novedosos aportes. Porque, además, en ningún caso se trata de improvisados, sino de profesionales que han sabido desarrollarse en otro ámbito. El fútbol también puede enriquecerse desde otras vertientes.
(Foto: TycSports.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 12 de enero de 2016

Goles nómadas

Ángel Labruna vistió la camiseta de River ininterrumpidamente durante dos décadas y el paraguayo Arsenio Erico jugó 11 años en Independiente. Se trata de los máximos artilleros de Primera División desde la instauración del profesionalismo. José Sanfilippo hizo más de 200 goles en San Lorenzo entre 1953 y 1962. Juan Carlos Cárdenas, el Chango, autor del tanto con el que Racing fue campeón del mundo, estuvo 10 años en la Academia desde su primer ciclo en 1962 hasta el tercero en 1976. Más cerca en el tiempo, Martín Palermo se convirtió en el máximo goleador de la historia de Boca con sus dos pasos en 1996-2000 y 2004-2011.

Hoy los protagonistas de los goles son nómades, no es posible ubicarlos con precisión en un estadio ni identificarlos con determinados colores. Cargan con sus botines y sus gritos de un destino a otro. Ponen en alta cotización sus conquistas y las negocian a la incuestionable medida de sus propios intereses. Son los tiempos que corren, con un fútbol de fronteras abiertas y representantes e intermediarios ávidos de transacciones de piernas.

Los cinco centrodelanteros que se desempeñan en nuestro medio y más goles hicieron en Primera División son Santiago Silva, José Sand, Rubén Ramírez, Mauro Óbolo y Mariano Pavone. Cuatro de ellos cambiaron de equipo para este año; solamente Óbolo continuará con el mismo escudo, el de Belgrano. En tanto, Mariano Pavone es el único que jugó más de dos temporadas seguidas en un mismo club, cuando permaneció seis años en Estudiantes al inicio de su carrera.

En menos de un año, el uruguayo Silva habrá vestido tres camisetas diferentes, de instituciones cercanas geográficamente: Lanús, Arsenal, y Banfield, donde afrontará su segundo ciclo. Además, pasó por Newell´s, Gimnasia, Boca y tuvo dos etapas en Vélez. En esos siete clubes hizo 106 goles en la máxima categoría. Si se toman en cuenta sus experiencias en Uruguay, Brasil, Alemania, Portugal e Italia, son 15 camisetas distintas las que lució Silva en 18 ciclos.

Desde su debut en Primera en 1999, José Sand jugó para Colón (dos pasos), River, Banfield, Lanús, Racing, Tigre, Argentinos Juniors y Aldosivi. Lleva 91 goles en la máxima categoría con ocho casacas diferentes. La mayoría, 50 en 67 partidos, fueron en el Granate, institución a la que regresó para el torneo que comenzará el mes próximo. Solamente en el Bicho no pudo marcar. Además, en el ascenso estuvo en Independiente Rivadavia de Mendoza, Defensores de Belgrano y Boca Unidos, mientras que fuera del país recorrió canchas en Brasil, España, México y Emiratos Árabes.

Temperley será el sexto equipo para Rubén Ramírez en la elite del fútbol argentino. El conjunto del sur del Gran Buenos Aires es la nueva morada de los hasta aquí 89 goles que antes habitaron en Colón (dos veces), Racing, Banfield, Godoy Cruz y Quilmes. Tiro Federal y Audax en Chile completan el recorrido en la trayectoria del santafesino de Margarita.

Mauro Óbolo continuará en Belgrano, donde buscará acrecentar su cifra goleadora en Primera. Lleva 84 tantos convertidos en Vélez (tres ciclos), Lanús, Arsenal, Godoy Cruz y el Pirata cordobés (dos etapas). Sus goles también tuvieron vuelo internacional en Italia, España, Suecia y Chile.

Después de 15 partidos en Racing, Mariano Pavone comienza el año en el mismo lugar donde lo había hecho en 2015, Vélez. Antes de sus pasos por Avellaneda y Liniers, el bonaerense oriundo de Tres Sargentos pasó por Estudiantes, Lanús y River para totalizar 79 goles. Otros 51 los celebró en el Betis español y el Cruz Azul mexicano.

Valor preciado en todas las latitudes, los goles del fútbol argentinos saltan de un club a otro, se pierden en paisajes lejanos y regresan sin melancolía. Cambian de colores pero no se extinguen. Los clubes van detrás de sus portadores. Así, hoy son suyos y mañana de otro. Los hinchas celebran los goles de quien en el pasado fue su verdugo y sufren los quien en el futuro puede ser su goleador.

Patricio Insua
patinsua@gmail.com