martes, 27 de mayo de 2014

Simeone en lo más alto de la exportación de técnicos argentinos a Europa

Por la transformación llevada adelante y por los logros conseguidos ante adversarios de grueso el calibr, la tarea de Diego Simeone al frente del Atlético de Madrid es la mejor de la historia de un técnico argentino en Europa. Hizo de un conjunto anodino y derrotado uno reconocible y ganador. Consiguió que el equipo juegue a su imagen y semejanza; pocas veces se ve a los futbolistas tan consustanciados con su entrenador, jugar tan para quien les inculca una idea en la que confían sin concesiones. "Para el club Simeone es como un dios. Llegó al Atlético de Madrid y lo cambió absolutamente todo. Lo que nos dice se vuelve realidad, le seguiríamos hasta si nos pidiera que saltáramos de un puente. Sabe mucho de fútbol y nuestro grupo le sigue a ciegas, estamos encantados de tenerle como entrenador", dijo Tiago, uno de sus dirigidos, en la previa a la final de la Champions League ante el Real Madrid. 

El conjunto colchonero perdió en Lisboa ante el más rival de sus adversarios. Fue 4 a 1, pero estuvo a dos minutos de coronarse campeón de Europa por primera. En ventaja 1 a 0, en tiempo adicionado llegó el empate merengue. El mazazo golpeó todavía más fuerte en la segunda mitad de la prórroga y se consumó la diferencia. El festejo madrileño que se adivinaba en la Fuente de Neptuno se corrió de repente unas cuadras para instalarse en la Plaza de Cibeles. Había afrontado el partido más importante sin dos piezas indispensables, Diego Costa (estuvo en cancha nueve minutos) y Arda Turan.

En los últimos días de 2011, Simeone asumió su cargo cuando el equipo se encontraba a cuatro puntos de la zona de descenso. En la segunda mitad de la temporada no solamente evitó la caída de categoría sino que clasificó al club a competiciones europeas. En su primera campaña completa al frente de Atleli, la 2012/2013, ganó la Europa League imponiéndose en la final al Athletic de Bilbao de Marcelo Bielsa, la Supercopa de Europa ante el Chelsea (ganador de la Champions) y la Copa del Rey en definición ante Real Madrid –al que no le ganaba desde hacía 14 años- en el mismísimo estadio Santiago Bernabeu.

Llegó entonces la presente temporada y la consagración en la Liga después de 18 años; la anterior lo había tenido al Cholo como protagonista dentro de la cancha, siendo, desde el mediocampo, el segundo goleador del equipo. Le ganó la competencia doméstica a los dos tanques del fútbol español, Barcelona y Real Madrid, que lo triplicaban en presupuesto y recursos futbolísticos. Por caso, en las contrataciones de Neymar y Gareth Bale los dos clubes que se habían repartido los títulos en los nueve años anteriores desembolsaron más de 200 millones de dólares. Una semana después de la vuelta olímpica en el Camp Nou, donde se consagró en una final mano a mano con el Barça, se le escapó el trofeo más deseado, el de campeón de Europa, cuando ya parecía tenerlo agarrado con las dos manos.

“Llegó Simeone al Atlético. Courtois ya era alto; Juanfran no entraba en las convocatorias; Godín atropellaba delanteros; a Miranda le llamaban Mirinda; Koke era anónimo; Arda Turan recibía ataques como si fuera el Pato Sosa; Gabi no encontraba la brújula y Diego Costa iba para cedido. La obra del argentino pasa a ser la transformación más increíble que uno recuerda”, escribió el periodista José Luis Hurtado en el diario español Marca.

Simeone se fue del fútbol argentino casi entre burlas, con fuertes críticas en su salida de Racing y en sus pasos anteriores por San Lorenzo y River. En España todo fue crecimiento (antes había estado del Catania, donde lo salvó del descenso en un proceso intensivo formidable) y hoy se ganó un lugar como uno de los entrenadores más reconocidos del mundo. El fútbol argentino no le dio a Europa un técnico mejor, incluso con todos los laureles que bien se ha ganado Helenio Herrera. No es de extrañar en Simeone, un hombre que vive para el fútbol.
(Foto: Elpais.es)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com