martes, 14 de enero de 2014

Simeone logró que el fútbol español ya no sea cosa de dos

Volaban los últimos días de 2011 y el Atlético de Madrid ingresaba en el receso de las fiestas cubierto de preocupaciones por el concreto peligro del descenso. Después de la fecha que cerraba el año, la directiva encabezada por Enrique Cerezo había decidido destituir a Gregorio Manzano de la dirección técnica y se daba al encuentro de un nuevo entrenador. En un momento de crisis, el elegido fue entonces un ídolo colchonero: Diego Pablo Simeone.

Dos años después puede verse con claridad la trasformación futbolística que generó el Cholo. De la penuria por no perder su lugar en la Liga, algo que había sufrido 10 años antes, el Aleti se proyectó al máximo protagonismo y ganó la Copa UEFA (al Athletic de Bilbao dirigido por Marcelo Bielsa), la Supercopa de Europa (al Chelsea, entonces campeón de la Champions League) y la Copa del Rey, imponiéndose en la final al Real Madrid en el estadio Santiago Bernabeu para cortar de la mejor manera una larga racha sin vencer a su clásico rival.

Hasta la llega de Simeone al estadio Vicente Calderón la Liga era cosa de dos, Barcelona y Real Madrid; los demás jugaban un certamen propio, olvidándose, por hacérseles imposibles, de los dos de arriba. En el ecuador de la temporada 2013/2014, el Atlético de Madrid encabeza la clasificación con los catalanes, ambos con 50 puntos, tres más que el Merengue y 14 por delante de los vascos del Athletic, que se posicionan en el cuarto lugar. Ganó 16 de los 19 partidos que jugó y apenas perdió uno; a orillas del río Manzanares marcha invicto, con nueve triunfos en diez presentaciones, en las que convirtió 33 goles y recibió solamente seis.

Destacado por hinchas y periodistas en una de sus primeras experiencias como entrenador, cuando fue campeón con Estudiantes, la consideración fue contraria en sus pasos por River (donde también fue campeón) y en su segundo ciclo en Racing luego del interinato en Avellaneda que había marcado su debut como DT. En el que hasta antes de llegar a la capital ibérica era su único paso europeo, había realizado una enorme tarea al conseguir la mejor campaña del Catania en Seria A cuando a su llegada el descenso parecía el destino inexorable. Simeone transita su carrera de técnico con varias de las características que lo habían definido como futbolista: entrega absoluta, inteligencia y la expresión de sus ideas sin buscar adhesiones ni temerle a las críticas. Vive y respira fútbol en todo momento y persigue el crecimiento sin pausa; así, evoluciona permanentemente.

Sea cual fuere el desempeño de Argentina en el Mundial, si Alejandro Sabella decide no continuar en su cargo o la AFA opta por no ofrecerle la continuidad, Simeone aparecerá como un candidato natural. Antes o después, no cuesta nada imaginarlo otra vez en la Selección, ya no como el futbolista que se puso más de 100 veces esa camiseta, sino en la conducción del representativo nacional. De momento, logró lo que en España parecía imposible, que la Liga ya no sea cosa de dos.
(Foto: Marca.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com