martes, 30 de abril de 2013

La mueca del destino no forzará el retiro


Es el futbolistas que más veces defendió la camiseta de la selección nacional, fueron 145 las ocasiones en las que se vistió de celeste y blanco. Disputó dos Mundiales, Francia 98 y Corea-Japón 2002, y por méritos propios y características de los jugadores que eligieron en su lugar debió estar en Alemania y Sudáfrica. Con 603 partidos es el segundo jugador con más presencias en la historia de la Serie A, siendo el único extranjero en ese top 20. Logró la astronómica marca en el Inter, donde jugó más de 800 encuentros, fue multicampeón y se trasformó en una institución dentro de otra. Superó los 1100 cotejos oficiales, casi todos de titular, y el 12 de septiembre se cumplirán 20 años de su debut en Primera División.

A los 17 minutos del encuentro contra el Palermo, Javier Adelmar Zanetti sufrió la rotura del tendón de Aquiles de su pierna izquierda. Un tajo de gravedad sin antecedentes. Construyó una carrera extraordinaria por un físico privilegiado y un cuidado absoluto en un profesionalismo sin concesiones. Si su presencia fue sarmientina durante dos décadas es porque las lesiones no tuvieron lugar en un cuerpo templado, impetuoso y trabajado sin retaceos. Con 39 años era hasta el momento el jugador con más actividad en la temporada 2012/2013 de la liga italiana, había disputado 4.117 minutos en 48 de los 52 partidos jugados por el Inter.

A su edad no cabría pensar en otra cosa que el retiro forzado, pero se trata de Zanetti, el hombre que se burla de los tiempos biológicos. Habrá que esperar, pero Il Capitano reaparecerá a los 40 con la casaca número cuatro del elenco neroazzurro y el brazalete de capitán. “Voy a superarlo. Mi objetivo es volver con más fuerza que antes. Creo que tuve que cambiar los neumáticos después de tantos kilómetros.”, aseguró apenas conocida la gravedad del asunto. No mira el largo y laureado recorrido, sino que pone el foco en el futuro.

Zanetti pertenece a un selectísimo grupo. Es, seguramente, el argentino más influyente en la historia de un grande de Europa después de Alfredo Di Stéfano en el Real Madrid. Ahora le hace frente a una circunstancia desconocido, pero a la que no le teme; lo alimenta ese fuego que arde con la misma fuerza desde hace más de 20 años.
(Foto: Inter.it)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 9 de abril de 2013

El mayor dolor del Rojo y el gran culpable


No hay análisis sobre la situación de Independiente que en sus primeras líneas pueda prescindir de dos palabras, que son un nombre propio: Julio Comparada. Es imposible abordar el presente del Rojo sin partir de su pasado reciente. El expresidente entregó un club mucho más dañado que el que había recibido: incrementó la deuda económica, disminuyó el capital futbolístico, dejó un estadio peor que el anterior y financió con plata del Rojo a la barrabrava, su guardia pretoriana. Comparada obró a sus anchas porque quienes debieron controlarlo no cumplieron su función fiscalizadora.

Independiente tiene un estadio que le prometieron sería motivo de orgullo y hoy es una metáfora de su derrumbe. Comparada prometió el mejor escenario futbolístico de Latinoamérica, pero, en su estado actual, el Libertadores de América es uno de los peores de Primera División. Una obra eternamente inacabada. El predio de Villa Domínico, en el cual se entrena el plantel profesional, es otra muestra de las penurias rojas; un espacio de trabajo propio de un equipo del ascenso y no de una de las instituciones más grades de la historia del fútbol argentino, como lo es el Club Atlético Independiente.

La máxima responsabilidad de Javier Cantero habrá sido la de no haber podido enderezar el timón del Titanic. Es un mérito que se haya aferrado al mismo aún viendo el enorme iceberg que amenazaba concretamente con partirlo al medio. Vincular su cruzada contra las barras con el desenlace deportivo que se aproxima inexorable es de una canallesca perversidad.

Cantero cometió sus errores, Américo Rubén Gallego no fue a la zaga con los suyos en la conformación del equipo y los futbolistas no dieron la talla, pero nadie es tan responsable del mayor dolor deportivo que sufrirá Independiente en su historia como Julio Comparada.
(Foto: Lacalderadeldiablo.net)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 2 de abril de 2013

Fútbol y Malvinas: Cronologías paralelas de aquellos días de 1982


Pocos minutos después de la medianoche que paría al viernes 2 de abril de 1982, la avanzada militar argentina desembarcaba en las Islas Malvinas. Por la tarde, muy lejos del archipiélago, en Salta, donde varias familias sufrían por el destino de sus hijos en aquel terruño, Central Norte le ganaba con gol de Jorge Hairala a Mariano Moreno de Junín en la cancha de Gimnasia y Tiro por la novena fecha del torneo Nacional. Había empezado el último delirio de la dictadura que gobernaba desde el derrocamiento de Isabel Martínez de Perón y la pelota no se detendría ante el suceso que dominaba la atención colectiva.

Durante el fin de semana se recuperaban las Islas Georgias del Sur, la ONU exigía el retiro de las tropas y el torturador Mario Benjamín Menéndez era nombrado gobernador de los territorios de ultramar. Entre varios partidos, Newell´s goleaba 8-0 a Independiente Rivadavia de Mendoza, Huracán y Boca empataban 3-3 en Parque Patricios, Talleres de Córdoba y Estudiantes igualaban 2-2 y en la Primera B San Lorenzo, suceso de la categoría, terminaba sin goles ante Lanús en la cancha de River.

Antes de que la pelota volviese a rodar en el continente, se multiplicaron los movimientos de tropas en las islas. El sábado 10, enfervorizado por una colmada Plaza de Mayo y seguramente por varios vasos espirituosos, Leopoldo Fortunato Galtieri, presidente de la república cercenada, inflaba el pecho: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”. La real flota británica ya navegaba en camino. En tanto, San Lorenzo empataba 3-3 con los Andes en Lomas de Zamora y al día siguiente River derrotaba a Gimnasia de Jujuy y Central Norte hacía historia al vencer a Boca.

Ubaldo Fillol; Jorge Olguín, Luis Galván, Daniel Passarella, Alberto Tarantini; Osvaldo Ardiles, Américo Gallego, Diego Maradona; Ramón Díaz, Alberto Mario Kempes y Jorge Valdano fue el equipo de César Luis Menotti para el empate 1-1 con la Unión Soviética del 14 de abril de 1982, en el Monumental. El gol albiceleste lo marcó el Pelado Díaz, que luego sería reemplazado por Santiago Santamarina. Antes, Galtieri había pedido por cadena nacional la conformación de un frente americano contra Inglaterra, donde la Cámara de los Comunes formalizaba su respaldo a Margaret Tatcher, premier británica.

Mientras fracasaban los últimos intentos diplomáticos, por la duodécima fecha River empataba con Newell´s, Rosario Central con Boca y Ferro le ganaba a Argentinos Juniors.

Galtieri viajó a Malvinas para inspeccionar las tropas y los equipos se entrenaban a la espera de una nueva fecha. La Junta Militar emitió un comunicado en el aseguraba que respondería “a toda agresión británica, en virtud del derecho de autodefensa establecido en el artículo 51 de la carta de las Naciones Unidas”. Menotti trabajaba sobre el plantel mundialista y Carlos Timoteo Griugol no dejaba detalle suelto en Ferro, que transitaba al título.

El domingo 25 tuvieron lugar los clásicos interzonales. Ese día el teniente de navío Alfredo Astiz, infiltrado entre las Madres de Plaza de Mayo en la represión ilegal, se rendía en las Georgias sin oponer resistencia. Por la tarde, Boca y River empataban sin goles, Independiente le ganaba a Racing y Central derrotaba a Newell´s.

El último día de abril, el mando militar informó que las aeronaves y buques británicos serían considerados hostiles y con dos goles de Jorge Alzamendi y uno de Jorge Luis Burruchaga, Independiente le ganaba a San Lorenzo de Mar del Plata.

El 2 de mayo de 1982 los torpedos de submarino nuclear Conqueror hacían blanco en el Crucero General Belgrano, situado fuera del área de exclusión determinada por los propios ingleses. Se jugaron nueve partidos por el certamen de Primera División. Fueron 323 los argentinos muertos el día que River le ganó 3-2 a Quilmes y Boca empató 1-1 con Estudiantes.

El día 4 los misiles Exocet de los aviones navales argentinos Super Etendard hundieron al destructor Sheffield, el 5 Argentina le ganó 2-1 a Bulgaria en el estadio de Vélez con goles de Ramón Díaz y Passarella y el 6 Naciones Unidas propuso el retiro de las islas de los ejércitos.

La última fecha de las zonas se disputó el domingo 16. La aviación británica atacó dos barcos mercantes argentinos. Independiente Rivadavia le ganaba en Mendoza 4-2 a River, Ferro 4-0 a Independiente en la Doble Visera y la ONU anunciaba el fracaso de los intentos de paz.

La muerte y los horrores de la guerra tuvieron su punto máximo en 21 de mayo, día del desembarco británico en Malvinas. El combate mayor se dio en la bahía del Puerto San Carlos y la aviación argentina causó enormes daños en la flota inglesa. Dos días después, por los cuartos de final de ida del Nacional, se enfrentaban los cordobeses Talleres y Racing, Unión y Quilmes, Estudiantes y San Martin de Tucumán y Ferro e Independiente Rivadavia de Mendoza.

Se sucedieron en el isleño enclave austral certeros bombarderos argentinos sobre los buques enemigos, que de todas formas avanzaba firme en el territorio en disputa. Junio se inició con la búsqueda de la paz en ámbitos internacionales, pero el Reino Unido sabía próxima su victoria y se apartó de las negociaciones. El 11 el Papa Juan Pablo II llegó a Argentina mientras las tropas intentaban resistir en los enfrentamientos en Puerto Argentino, Monte London, Harriet y Dos Hermanas.

El 13 de junio Ferro y Quilmes se clasificaron finalistas del torneo Nacional y Argentina debutó en el Mundial de España con una derrota ante Bélgica. Las tropas argentinas se replegaban en su último intento de resistencia y al día siguiente se produciría la capitulación. La guerra había terminado y el torneo seguía su marcha. La derrota significó a la vez una herida que más 30 años después aún no ha sanado y la certeza del ocaso del gobierno militar y las vejaciones con las que había lacerado al país durante siete años. La pelota, como pasa siempre, no había dejado de rodar.
 (Foto: As.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com