martes, 30 de agosto de 2011

Cambios y variantes

Uno de los mayores desafíos para un entrenador es alterar satisfactoriamente en un partido el plan de trabajo en el que se había centrado durante la semana. Verse en desventaja es la circunstancia que activa la alternativa, pero no siempre es suficiente el marcador adverso para optar por otro plan.

En el partido inaugural del torneo Apertura, Banfield perdía 2 a 0 con Atlético de Rafaela a los 13 minutos, idéntica situación en la que se encontró Newell`s el pasado fin de semana, por la cuarta fecha, frente a Belgrano. Ante el mismo panorama, los caminos a seguir fueron marcadamente diferentes. Mientras que Sebastián Méndez, entonces DT del Taladro, había optado por insistir con el mismo esquema, Javier Torrente, conductor rosarino, entendió que se imponía un giro marcado.

Apenas seis minutos después del segundo tanto del elenco cordobés, el técnico leproso mandó a Pablo Pérez a la cancha y quitó a Alexis Machuca. Un mediocampista de ataque por un zaguero. Entonces, la inicial defensa de tres hombres, con Hernán Pellerano, Ignacio Fideleff y el propio Machuca, mutó en una de dos y medio, al retrasarse Diego Mateo, pero sin ubicarse a la misma altura de los otros dos. En varios tramos la retaguardia era solamente una dupla.

Seguramente sean varios los entrenadores que en las prácticas ensayan variantes para aplicar cuando se está prontamente ante una derrota parcial o con algún jugador menos por sanciones arbitrales. Sin embargo, son los menos los que en el instante determinante recurren a esas alternativas dispuestas para casos de emergencia futbolística.

Ocurre que muchas veces se imponen mandatos y pruritos, los célebres códigos. Así no se puede quitar a un futbolista en el primer tramo de un encuentro porque se lo quema. Alguna vez Marcelo Bielsa hizo ingresar y luego reemplazó en el mismo encuentro a Andrés Guglielminpietro. Consultado en la conferencia de prensa posterior marcó que esa particularidad se había dado por una mala lectura suya del partido y no por la actuación de Guly en los pocos minutos que había tenido en cancha.

Torrente tal vez cometió un error al disponer el once titular, pero lo supo subsanar. Del defecto nació la virtud. No puede soslayarse que el movimiento estuvo condicionado por las tres fechas precedentes, en las que su equipo no había podido ganar. Sabía que una derrota podría costarle el cargo; entonces arriesgó con un osado cambio de esquema. Newell`s dio vuelta el partido y lo ganó 3 a 2. De yapa, se anotó un logro histórico: fue la primera vez en el profesionalismo que el conjunto rojinegro logró revertir un 0-2 de visitante.

Mientras que los cambios apuntan a modificar la táctica, las variantes se limitan, por ejemplo, a reemplazar un centrodelantero por otro con algunas características diferentes a las del sustituido. Cuando un técnico opta por la salida de un futbolista y el ingreso de otro, a veces decide un cambio y otras apenas una variante. Torrente procedió de una manera poco habitual, y tuvo éxito.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 2 de agosto de 2011

Un proyecto caído por su propio peso

Los promedios se instauraron (tras su génesis efímera en la década de 1940) después de que San Lorenzo perdiese la categoría; pasaron entonces a computarse la temporada en disputa y la precedente, pero ese sistema no le alcanzó a Racing, que también se fue a la vieja Primera B. Entonces la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) decidió que se tomasen en cuenta los últimos tres años futbolísticos para establecer el coeficiente de descenso. Era el reaseguro para que los grandes no volviesen a caer y la definitiva disposición del negocio por delante de la pelota. El sistema funcionó sin fisuras por casi tres décadas, hasta la hecatombe de River.

Para reposicionar al Millonario y ante el peligro latente por los bajos promedios de Boca, San Lorenzo y Racing se pensó en un campeonato que uniese la Primera División y el Nacional B en un megatorneo de 38 equipos. De esta manera se garantizaba el regreso de River al tiempo que se desactivaba la alarma de peligro respecto de los otros cuatro poderosos.

Ernesto Cherquis Bialo, vocero de la AFA, reconoció en una nota radial que la búsqueda de un cambio trascendental de ninguna manera se hubiese dado sin el descenso del club presidido por Daniel Passarella, quien emitió un comunicado en el cual se desligaba de cualquier maniobra para establecer el nuevo formato dado que su aspiración es regresar al sitio dejado por méritos deportivos.

El anunció del tratamiento del proyecto antes de fin de año para, de aprobarse, iniciar la nueva era a mediados del año próximo implicaba un desatino mayúsculo referido a comenzar la temporada con un reglamento flotante en lo que refería a ascensos y descensos.

Algunos dirigentes, entre ellos Julio Baldomar, vicepresidente de Vélez, y Nicolás Russo, titular de Lanús, aseguraron que la idea no había surgido de la AFA sino del gobierno nacional. Julio Humberto Grondona, presidente de la casa matriz del fútbol argentino, y Aníbal Fernández, jefe de Gabinete de la Nación, los desmintieron.

La cronología implicó el anunció de fusión de la Primera División con la máxima divisional del Ascenso, indicios de retractación, la ratificación en la voz de José Luis Meiszner, secretario ejecutivo de la AFA, y vuelta a foja cero. Los desatinos y las contradicciones abundaron. La postura mayoritaria fue de rechazo. Las desprolijidades no podían más que hacer caer un proyecto que estaba sostenido sobre patas de gelatina.

Los promedios se instauraron para proteger a los grandes y los torneos cortos para devolverlos a la gloria luego del reparto de títulos de la década de 1980. Este amago de cambio iba en la misma dirección.

El megatorneo quedó archivado, aunque difícil sería afirmar que definitivamente. Habrá que ver qué sucede si el derrotero de River el Nacional B no es satisfactorio y si se mantienen los flacos coeficientes de Boca, San Lorenzo y Racing. En el fútbol argentino nunca parece estar dicha la última palabra.
(Foto: Telam.com.ar)

Patricio Insua

patinsua@gmail.com