martes, 21 de septiembre de 2010

Para Ángel Cappa la preparación física es una falacia

Alguna vez, el propio protagonista se encargó de contar, a modo de anécdota, que en el primer día de una pretemporada, luego de hacer un trabajo con pesas les dijo a los jugadores que se despidieran de esos elementos ya que no volverían a verlos en el resto de la preparación previa a la competencia. Ángel Cappa descree de la utilidad de una labor física intensa en los períodos de receso y se apoya en el buen resultado que esa fórmula le dio en Huracán durante un torneo el cual el equipo de Parque Patricios tuvo una gran actuación y arañó el título.


Consultado en una entrevista televisiva sobre la diferencia de potencia y resistencia observada en el encuentro que River perdió ante Newell´s en favor del conjunto rosarino, el técnico respondió ofuscado que es imposible establecer ese parámetro, que se trata de “una discusión que terminó en los años `60 y atrasa 40 años”. Además, aseguró que “Barcelona está igual de preparado que Villa Dálmine”, ya que “los jugadores están en igualdad de condiciones”, para concluir, terminante, que “la preparación física no existe".


Cappa, en una prédica llamativa, desestimó la cuestión física, un aspecto central y decisivo del fútbol. En todos los deportes el entrenamiento del cuerpo es una condición per se y se presenta como una obviedad que quien más lo desarrolle contará con una ventaja a la hora de exponer la destreza que implique la disciplina en cuestión. Trabajar en el ámbito deportivo y hacer la temeraria afirmación que “la preparación física no existe” expone una ignorancia conceptual muy poco habitual. Tan raro resulta que hasta se hace difícil considerar que el conductor millonario crea realmente eso.


Con el tono amable que lo caracteriza y un lenguaje pulido, Cappa insiste con la descalificación sistemática. Enumeró una serie de características habituales de los equipos, como presión, marca, entrega, relevos y pases largos a los centrodelanteros para luego asegurar, en clara contraposición, que “River juega”. Así, le quinta entidad a otras estrategias y las enrola en una ficticia categoría de no-juego. Despreciar las formas y estilos que no se alinean con sus preferencias es una conducta repetida en el entrenador riverplatense. Postularse como portador de una esencia pura y única, también.


La preparación física, llevada adelante en muchos casos por profesionales muy preparados, especializados y constantemente actualizados a partir de los avances de la ciencia y la medicina en la materia, es una condición sine qua non para la alta competencia. Esencial. Desestimar su importancia es impropio de alguien que está en un lugar de tanto privilegio como el que ocupa Ángel Cappa.
(Foto: Riverplate.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 7 de septiembre de 2010

Argentina goléo a España y Batista fue el gran ganador

Si Sergio Batista, tal como lo había dicho Julio Humberto Grondona, presidente y voz única de la AFA, estaba cerca de ser ratificado en la conducción del seleccionado argentino, la goleada 4-1 ante España, campeón del mundo, seguramente sentenció el asunto. Lo mejor de la continuidad de Checho es que no se habrá desperdiciado un semestre de trabajo. Porque establecer un limbo transitorio, propio de otra época de la organización del fútbol nacional, fue una pésima idea pergeñada en Viamonte 1366.

Pese a que ni en sus antecedentes como entrenador ni en su carrera como futbolista completaba el formulario para ocupar tamaño cargo, Batista se encontró de pronto en ese lugar y, como era lógico, se abocó a ganarse la permanencia. Anunciado como interino, no le posibilitaron vislumbrar el futuro y lo obligaron a ser puro presente. En esa circunstancia fue buscó poner en cada partido, primero ante Irlanda y luego frente a España, el mejor equipo posible. No había mañana sin la furia del hoy.

Ante un elenco que contó con la mayoría de los jugadores que se consagraron en Sudáfrica 2010, Argentina hizo un muy buen primer tiempo. El trinomio de volantes centrales fue un gran acierto del entrenador. Ever Banega, Javier Mascherano y Esteban Cambiasso se complementaron en gran forma. Probada la jerarquía del capitán y la del cerebro del Inter, la inclusión del hombre del Valencia fue una positiva decisión.

Batista había dicho en la previa del encuentro ante los de Vicente Del Bosque que no quiere un equipo rápido. No parece una buena premisa ante un fútbol donde la dinámica y la velocidad son una condición insoslayable. Plantear la rapidez como un aspecto negativo de un equipo es un error; se trata de un elemento necesario, que no tiene porqué ir en detrimento de otros.

Entonces, durante varios pasajes del encuentro, sobre todo en la mayor parte del complemento, el conjunto nacional se mostró laxo y con falta de verticalidad. Vale el cuidado de la pelota con rotación y lateralización, pero en fútbol el protagonismo implica asumir riesgos. El conservadurismo en la posesión del balón es una receta insípida.

Pero ahí está Lionel Messi, sin lugar a dudas el mejor jugador del planeta. Cada vez que la pelota llega a sus pies hay que contener la respiración porque algo va a suceder. Indescifrable para los adversarios -hasta para los que más lo conocen, como sucedió en el Monumental- cuando encara hacia arco rival una descarga eléctrica parece recorrer todo el escenario para maravillar a compañeros, rivales, espectadores y hasta a los que lo siguen a la distancia por televisión.

Los jugadores, nada menos que con el crack rosarino en la primera voz, se han manifestado por la continuidad de Batista. Hay que ver hasta qué punto es bueno que la corporación de los futbolistas que integran la Selección pida por un técnico. Los cierto es que el apoyo de sus dirigidos, el visto bueno de Grondona y los triunfos en los dos partidos que le encomendaron parecen haber dejado todo definido para que prontamente el campeón del mundo en México 86 sea oficializado al frente del equipo.

La Selección necesita una revolución. La AFA debe abocarse a prestar las mejores condiciones para el trabajo del equipo y no a negocios personales. Los técnicos tienen que imponerse sobre los jugadores por autoridad y convencimiento y trabajar sin concesiones. Los futbolistas, en tanto, den dejar de lado los enconos personales, los reclamos y el estrellato para recuperar el espíritu amateur del que alguna vez habló Marcelo Bielsa y que está presente en los seleccionados nacionales de otras disciplinas. Se impone un cambio integral, de lo contrario será muy difícil salir del letargo.
(Foto: Canchallena.com - AFP)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com