martes, 31 de agosto de 2010

El momento “determinante” de los entrenadores

La anemia colectiva y la falta de sustento individual mostrado por Boca en la derrota ante All Boys había llevado a Claudio Borghi a sentenciar tras el encuentro que el siguiente, frente a Vélez, sería determinante. No puntualizó lo que quería significar con ese término y en su siguiente conferencia de prensa aseguró que nunca había pensado en renunciar. La victoria en la Bombonera ante el conjunto de Liniers archivó el asunto.

Acorralado por un pobre inicio en el Apertura, en el que está último con un punto en cuatro partidos, Daniel Garnero, entrenador de Independiente, eligió la misma palabra que su colega xeneixe: “Puede ser que no seguir en la Sudamericana sea determinante”. En el partido de ida, el Rojo le ganó en Avellaneda a Argentinos Juniors 1 a 0 y la continuidad en el plano internacional es, según quedó planteado, la llave para que Garnero se mantenga en el cargo.

Al parecer, “determinante” pasará a ser la palabra de cabecera para los entrenadores que, asfixiados por la falta de resultados positivos, aturdidos por la reprobación de los hinchas, aislados por la falta de proyección dirigencial y señalados por la histeria mediática, se sientan tambalear en el borde del abismo.

En el fútbol argentino es una rareza encontrar un proyecto que sobreviva a un mal comienzo. El límite es cada vez más próximo, máxime cuando se trata de alguno de los equipos más populares. Optar por un cambio de conducción se trasformó no en una opción posible en la búsqueda de una solución sino en la única alternativa.

El partido determinante para los entrenadores aparece cada vez más cercano en el horizonte. Principales responsables de lo que sus equipos puedan producir dentro de la cancha, nunca son los únicos. Los recursos que proporciona la dirigencia, el compromiso de los jugadores y la talla del oponente configuran un contexto que debe ser tenido en cuenta.
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 17 de agosto de 2010

La serena resistencia de Borghi

El tono ameno, la sonrisa fácil, las explicaciones sustentadas y el humor sin ironía son las principales marcas de los diálogos de Claudio Borghi con la prensa. Sus formas se contraponen con la locura de urgencia que impera en el fútbol argentino. No lo contamina la histeria generalizada. En una caja de resonancia como casi ninguna otra, el Bichi mantiene su tranquila prédica de hablar del juego con pausada reflexión, aunque sabe perfectamente la premura que lo rodea. “Boca siempre es noticia, hasta cuando yo bostezo", figuró en su última conferencia.

En apenas dos fechas, tras un empate y una derrota, el entrenador xeneixe ya sintió cómo el aleteo de una mariposa puede generar un sismo en la Ribera. Desde el momento mismo de su desembarco, incluso antes de que dirigiese la primera práctica, desde distintos puntos del mentado mundo Boca se miró con recelo su sistema táctico con una línea de tres hombre en el fondo. "Esto es fútbol, ganar es muy importante, a veces más importante que jugar bien. Me gusta ganar como a mucha gente. No hemos podido hacerlo y no es un drama tan grande“, contempló.

Cosechado un punto de seis posibles, los cuestionamientos apuntaran al esquema con tres defensores. En un programa televisivo, Carlos Aimar, técnico que se formó de la mano del gran Carlos Timoteo Griugol, se ocupó por explicar desde el análisis de las imágenes de los encuentros de Boca que hasta aquí el funcionamiento táctico del equipo ha sido muy prolijo y de muy buena sincronización entre los mediocampistas y la última línea. Así fue como dio cuenta que de los tres goles que recibió Boca, uno fue por una mala decisión individual de Matías Giménez (ante Godoy Cruz), luego de cubrir perfectamente el sector que le correspondía, y otro por un accidente de Clemente Rodríguez (ante Racing), quien tropezó con la pelota cuando ya habían cerrado todos los caminos posibles a su rival. El restante fue desde un tiro libre en el cual el autor de la conquista (Claudio Yacob, de Racing) se encontraba en clara posición adelantada.

Claudio Borghi no cede ante los aguijoneos, ni se sube a la montaña rusa que busca constantemente el conflicto. Sus formas seguirán siendo las que tuvo en el momento de alejarse vencido de Independiente o de ser campeón con Argetinos Juniors. Siempre es buena esa serena resistencia.
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 10 de agosto de 2010

Un interinato que atrasa 40 años

La determinación de la AFA tras una nueva decepción mundialista y la desprolijidad con la cual corrió a Diego Armando Maradona fue acotar el próximo ciclo de cuatro años a tres y medio. Se comió un semestre de trabajo en el camino a Brasil 2014. En una medida propia de un fútbol criollo registrado en blanco y negro, Julio Humberto Grondona optó por un interinato hasta fin de año a cargo de Sergio Batista, quien estaba a cargo del Sub-20.

Ni continuidad del proceso anterior ni establecimiento de uno nuevo, la Selección flota en un limbo. Se tratará de un tiempo dilapidado y un período aciago, porque difícilmente aporte soluciones y muy probablemente agregue desconcierto. Cierto es que no hay un técnico que se imponga por sobre los demás, cuyo nombre surja como el natural para hacerse cargo del equipo. Carlos Bianchi encontraría el consenso más amplio, pero no está claro si el Virrey quiere volver a dirigir y, en tal caso, si esta vez sí aceptaría la propuesta de la AFA. Lo concreto es que sin un candidato puesto por su propio peso lo mejor hubiese sido definirse por uno de los varios con idoneidad para el cargo y que comenzase a trabar inmediatamente.

La implementación de un proyecto integral tiene que partir necesariamente de la entidad que rige el fútbol nacional. Pero en tanto la dirigencia siga poniendo en los encuentros preparatorios el negocio por delante de lo deportivo, mientras le permita a los clubes retacear jugadores si continúa con inoperancia de no poder conseguir vuelos para acudir al evento deportivo más importante, no habrá entrenador que pueda darse a la ardua tarea que es necesaria para sacar al equipo albiceleste de un letargo demasiado extenso.

En 1974, la AFA contrató a César Luis Menotti para refundar el seleccionado y dar inicio a una real organización. Condujo al equipo 8 años y fue reemplazado por Carlos Salvador Bilardo, quien estuvo al frente del conjunto nacional por el mismo lapso. En 16 años Argentina tuvo apenas dos técnicos y ambos fueron campeones del mundo. El último entrenador, en cambio, apenas acumuló 20 meses en el cargo y lo que sigue es un interinato de medio año. Este presente implica un retroceso de 40 años, cuando la Selección era una anarquía organizativa que la hacía más un problema que un emblema del fútbol nacional.
(Foto: Clarin.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 3 de agosto de 2010

Campeones desarmados

Por primera vez desde que se establecieron las temporadas compuestas por un torneo Apertura y otro Clausura los campeones fueron dos conjuntos inesperados: Banfield, que consiguió el primer título de su historia, y Argentinos Juniors, que volvió a dar la vuelta olímpica después de 25 años. Sin embargo, el costo de gloria fue el desusase.

En un mercado de pases atípicamente extenso debido al receso mundialista, Luis Segura y Carlos Portell, presidentes de Argentinos y Banfield, respectivamente, estuvieron ausentes en ese período clave, cuando más debían estar abocados a sus clubes. Ambos se encontraban en Sudáfrica como parte del tour de la AFA que llevó a más de un centenar de dirigentes a la Copa del Mundo. En el caso del titular del Bicho, su presencia encontraba, al menos, el resguardo de su cargo de secretario de Selecciones Nacionales, un rol ficticio en la realidad. Por su parte, el mandamás del Taladro anexó a su excursión sudafricana posteriores vacaciones en el Caribe. En la era las telecomunicaciones, la presencia física sigue siendo en muchos momentos indispensable e insustituible.

Mientras que el Taladro perdió con Cristian Lucchetti, Jonatan Maidana, Roberto Battión, James Rodríguez y Sebastián Fernández a cinco titulares; los de la Paternal también sufrieron una sangría importante, desde el entrenador, Claudio Borghi, hasta su capitán, Matías Caruzzo; pasando por el ataque completo, con las partidas de Ismael Sosa, Facundo Coria, Nicolás Pavlovich y el retiro de José Luis Calderón.

Las autoridades albiverdes aseguran que el estado de las cuentas de la institución es óptimo, posición que se contrapone con la actitud de haber salido al mercado a recaudar casi 7 millones de dólares por Fernández, mundialista en Sudáfrica; Rodríguez, joya de apenas 18 años, y Lucchetti, símbolo del equipo y arquero de probada jerarquía en un medio donde escasean.

También ocurre que el dinero recibido por trasferencias es utilizado para contratar nuevos jugadores, en un enroque que sólo sirve para desarticular la silueta original. Así es como Argentinos perdió la base de su equipo (varios estaban a préstamo), pero llevó a Gonzalo Vargas, Nicolás Navarro y Darío Ocampo, entre otros.

Durante casi dos décadas la empresa que tenía cautivos los derechos televisivos entregados por la AFA configuró un saqueo de los recursos que producían los clubes del fútbol argentino. La ruptura abrupta de ese vínculo y el nuevo contrato por los derechos de transmisión con el estado nacional generó el doble beneficio de un mayor ingreso para las instituciones y una democratización del consumo mediático del principal entretenimiento del país.

Sin embargo, la disponibilidad de más recursos nunca ha sido una garantía, por la adicción de la dirigencia de los clubes de programar erogaciones superiores a las posibles para mantenerse en equilibrio. Si ingresa más dinero pero se realizan adquisiciones importantes y se pagan contratos cada vez más elevados el desajuste continuará. El nuevo contrato por los derechos de televisasión de los encuentros de Primera División no será solución si el Estado, a través de la Jefatura de Gabinete, no controla a AFA y ésta a la los clubes, sobre los cuales tendría que estar siempre la mirada fiscalizadora de los socios.
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com