lunes, 26 de abril de 2010

Argentinos ya ganó

Aunque una campaña sorprenda a los propios protagonistas al superar las expectativas iniciales, llega una instancia en la que lo que hubiera conformado en un comienzo queda de lado para ir por más. Así transcurren los días de Argentinos Juniors, que a tres fechas del final del Clausura se encuentra a solamente un punto de la cima del campeonato y sueña con obtener el tercer título de Primera División de su historia, tras el Metropolitano de 1984 y el Nacional de 1985.

El conjunto de Claudio Borghi tiene sello propio. Juega cercano entre líneas para achicar espacios y con acumulación de pases sin caer en una horizontalidad que no hiere al rival. Tiene vocación ofensiva sin descuidarse atrás y tomó los riegos que en algún momento debe asumir todo equipo que tiene altas aspiraciones.

El esquema táctico inicial de Argentinos rompe con la habitualidad que suelen mostrar los equipos argentinos: una defensa de tres hombres; cuatro mediocampistas, dos abiertos por los laterales y un binomio de medios, un enlace y dos delanteros. Esa disposición 3-4-1-2 no es fija, porque Argentinos mueve continuamente la pelota y entonces también a sus ejecutantes. Borghi tiene un discurso descontracturado que no es sólo de la boca para afuera, como una postura preciosista, sino llevada a la práctica por sus dirigidos.

El corazón del equipo está en el centro del campo, donde Néstor Ortigoza y Juan Mercier conformar un doble volante central que regula el funcionamiento de todo el conjunto. De ellos nace el inicio del ataque y la presión para la recuperación del balón cuando lo tiene el rival. Se entienden y complementan a la perfección, con Mercier con más responsabilidades en la marca y Ortigoza (dicho sea de paso, el mejor ejecutantes de penales del fútbol argentino) con mayor pista para acompañar los ataques.

Pero el Bicho tiene un talón de Aquiles y en un lugar demasiado sensible: el arco. Nicolás Peric es inseguro y sus recurrentes errores han significado goles que hasta aquí, de todos modos, no han tenido un alto costo. Es difícil que un equipo pueda ser campeón con un arquero tan frágil como el chileno.

Pese a sus méritos y virtudes, los de la Paternal no la tienen fácil. Corren de atrás, a un punto nada menos que de Estudiantes, el mejor equipo argentino. Apenas por debajo lo tienen a Independiente, el único grande que, al menos en este campeonato, ejerce de tal y al que recibirá en el Diego Armando Maradona en la anteúltima fecha. En la línea del Rojo también está Godoy Cruz, la revelación del certamen.

Coronar este gran torneo con el título es el deseo de todo Argentinos Juniors. No conseguirlo en nada opacaría una campaña excepcional, en la que suma 64 puntos y tiene prácticamente asegurado su regreso al plano internacional, clasificándose a la Copa Sudamericana, que se disputará en el segundo semestre del año. Borghi, hombre profundamente de la casa, logró un equipo que juega de acuerdo a su prédica; los buenos resultados se suman y los hinchas lo disfrutan. Aunque no llegue la gloria final, Argentinos ya ganó.
(Foto: Canchallena.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 19 de abril de 2010

Otro capítulo de la violencia en el fútbol

La decimoquinta fecha del Apertura se desarrolló con varios incidentes en los encuentros que se disputaron durante el fin de semana. No faltaron hechos de violencia explícita ni tampoco los mensajes intimidatorios, como lo son siempre las banderas colocadas en el centro de las tribunas populares. Esta vez se vieron en el seno de las hinchadas de Boca y River.

La 12 sentenció en letras azules sobre fondo amarillo “Martín Palermo, mi único héroe en este lío”, un claro respaldo al N° 9 en la disputa que mantiene con Juan Román Riquelme, quien en la última conferencia de prensa que brindó dio a entender claramente que había sufrido un apriete de ese grupo. El histórico goleador xeneixe siempre ha exhibido una deportividad ejemplar, con un profesionalismo que muchas veces lo llevó a extender y agregar jornadas de trabajo a las pautadas por los cuerpos técnicos, sin simulaciones ni reclamos de tarjeta para los adversarios, algo tan habitual en los últimos años del fútbol argentino. Sin embargo, su relación con la barra brava boquense, dedicándole goles, con visitas a líderes detenidos y participaciones en sus eventos para recaudar dinero, ha sido una mancha en su carrera.

Por su parte, Los Borrachos del Tablón colgaron una bandera en lo alto del Monumental que rezaba “Muñeco Gallardo ortiva y golpista”. Los reclamos de los barras a los jugadores siempre están referidos a las cuotas que pretenden cobrarles a los jugadores y ahí está la explicación al primer adjetivo: la negativa al aporte. Con la cercanía del Mundial el botín se incrementa y, entonces, la virulencia también. El segundo seguramente hacía alusión al rol del ídolo millonario en la salida de Reinaldo Merlo de la dirección técnica, en los primeros días de 2009.

En el estadio Diego Maradona, donde Chacarita hace de local, la derrota parcial 2 a 0 ante Atlético de Tucumán provocó la ira de una parte del público que descargó su furia contra los blindex y alambrados perimetrales. Aunque lo más grave ocurrió días antes del partido y en otros ámbitos. Primero fue la intimidante presencia de miembros de barra del conjunto de San Martín en los tribunales donde el ex juez Mariano Bergés fue sobreseído en el litigio que mantenía con Luis Barrionuevo, sindicalista y político que fuera presidente del Funebrero. En tanto, Walter Chichilo Acevedo, líder de la barra tucumana, fue detenido acusado de balear la Subjefatura de Policía.

Otro episodio similar ocurrió en Rosario, donde el día balearon la casa de una hermana de Roberto Pimpi Camino, justo cuando se cumplía un mes del asesinato del ex jefe de la barra leprosa en los tiempos de Eduardo López. Durante el clásico ante Newell´s, el día anterior, se habían producido incidentes en los sectores de cabinas, donde plateístas de Central agredieron a algunos periodistas.

En otro choque de rivales acérrimos, San Lorenzo y Huracán, hubo enfrentamientos entre parte de la parcialidad del Globo y la Policía. En tanto, en el último partido del domingo, hinchas de Vélez arrogaron butacas y varios de Racing pretendieron avanzar hacia su ubicación, para lo cual derribaron una reja divisoria y más tarde regresaron a su sitio haciendo equilibrio por una cornisa de la segunda bandeja del estadio Presidente Perón.

El fútbol argentino está enfermo de violencia, víctima de las sociedades entre dirigentes políticos, policías, dirigentes y barras bravas. Cada uno a su manera alimentó durante años un entramado que parece ahora imposible de desarticular. Los hinchas de a pie, con insultos, escupidas y vítores a los bravos también hacen su aporte. Claro que las responsabilidades no son las mismas y será tarea de quienes ocupan posiciones que implican tomas de decisiones obrar para que el fútbol deje de ser un espectáculo de alto riesgo.
(Foto: Infobae.com)

Patricio Insua
Patinsua@gmail.com

lunes, 12 de abril de 2010

Messi sube la apuesta

Su permanente aparición en las tapas de todos los periódicos deportivos del planeta, los elogios que agotan sinónimos y las comparaciones con los máximos astros de la historia del fútbol mundial no lo cohíben. Lionel Messi se supera continuamente. Cuando ejecuta una actuación que se cree es lo máximo que puede exhibir, poco tarda en realizar otra faena que hace olvidar a la anterior. Abriga ese anhelo de superación constante que, contra lo que puede pensarse, no es patrimonio de todos los deportistas de elite. Estar en la cima no lo marea en absoluto. Adversario, escenario y circunstancia parecen ser siempre los mismos; juega como si estuviese en el patio de sus casa.

En esta temporada, en Barcelona, demostró su capacidad para desempeñarse en distintas posiciones de ataque. Fue extremo derecho, flotó detrás de los delanteros y, el último fin de semana, apareció como el hombre más adelantando del conjunto de Josep Guardiola en el derby ante Real Madrid. En todas rindió con aportes decisivos y lleva anotados 40 goles en la temporada. Voraz, ahora irá por el récord que estableció Ronaldo en el club de la Ciudad Condal: en la temporada 1996/1997, R9 hizo 47 goles en 49 partidos y se convirtió en el máximo anotador culé en una Liga con 34 conquistas en 37 encuentros disputados.

Casi todos sus tantos son golazos. Están -y son mayoría- los que a todas luces tienen el sello característico de su genialidad y también los que lo llevan oculto, como el que abrió el camino a la victoria ante el Madrid, en el Bernabeu. Bajó la pelota más con la cara que con el pecho y definió mordido con la derecha, pero en cada uno de los movimientos hizo lo que deseaba; primero logró desarticular la marca de Raúl Albiol haciéndolo pasar de largo y cuando Iker Casillas se desesperaba por taparle todos los ángulos aguardó ese instante eterno hasta que el arquero merengue sí cedió y optó por hamacarse hacia su izquierda para de derecha vulnerarlo a contrapié.

¿Podría hacer lo que hace en otro club que no sea este impresionante Barcelona? Probablemente no. ¿El conjunto blaugrana tendría el mismo brillo sin su N° 10? Seguramente tampoco. Messi descolla en un gran conjunto, como lo hicieron todos los grandes jugadores de la historia, porque, verdad de Perogrullo, los mejores futbolistas juegan en los mejores equipos.

Sea cual fuere su actuación y la de la selección argentina en el Mundial, Leo ha logrado, por lo pronto, un reconocimiento solamente alcanzado por otros dos futbolistas argentinos: ser considerado el mejor jugador del mundo. Amplía así el binomio que conformaban Alfredo Di Stéfano y Diego Maradona para convertirlo en una terna. Pelusa y la Saeta Rubia incluso están en el podio de los mejores futbolistas de todos los tiempos. Los 22 años de la Pulga lo proyectan a ubicarse en ese olimpo.

Messi nunca será Maradona. Tal vez hasta llegue a superarlo futbolísticamente, pero nunca será la bandera que es Diego. Es cuestión, entre otras cosas, de personalidades, de tiempos distintos, de vínculos de identificación diversos. Entonces la comparación, aunque muchas veces inevitable, es poco o nada lo que aporta; menos aún cuando lo que oculta es una falsa antinomia. El deleite por la magia del hoy entrenador de la selección argentina y por la habilidad, desequilibrio y definición a máxima velocidad del rosarino no son excluyentes.

Los ojos del planeta deportivo están posados con tremenda expectativa sobre este duende que ejerce su arte en una cancha de fútbol. Él sube la apuesta y entonces cuanto se piensa que lo suyo no puede ser mejor vuelve a sorprender, una y otra vez.
(Foto: Lanueva.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 5 de abril de 2010

Finalmente, Simeone se fue de San Lorenzo

En su cruda y parabólica novela Una sombra ya pronto serás, el genial Osvaldo Soriano, sanlorencista de ley, le hace decir al gordo Coluccini, personaje central de esa historia sin bordes, que "hay que saber retirarse antes que el espectáculo se vuelva grotesco". Eso fue lo que entendió Diego Simeone tras la derrota 1 a 0 frente a Gimnasia, en el Nuevo Gasómetro, el último fin de semana. Los atronadores insultos que recibió exigiéndole que se vaya (también los hubo para jugadores y dirigentes) antes de que se consume la caída ante el Lobo seguramente terminaron por decidirlo a dejar su lugar. El descontento de los seguidores del Ciclón respondía a un equipo desorientado, a la deriva en las últimas posiciones y que sabe no tendrá competencia internacional en 2010, al igual que Boca y River.

El largo plazo es una quimera en el fútbol argentino. Ni dirigentes, ni técnicos, ni jugadores, ni mucho menos los hinchas creen en un proyecto que siente bases hoy para recoger sus mejores frutos mañana. El propio Cholo desestimó un trabajo de presente ganador y futuro más que promisorio al dejar Estudiantes. Un DT que esté cuatro o cinco temporadas el frente de un equipo en un imposible en nuestro medio y por eso Antonio Mohamed es presentado como un rara avis por llevar dos años al frente Colón.

Antes de que se que comenzara el Clausura, el ex capitán de la selección argentina adelantó que sería un campeonato cruel. Lo fue sin dudas para él. Con esa frase tal vez apuntaba a la histeria que implicaría un torneo que sería una obligación impostergable para los tradicionales grandes, ausentes en el pasado Apertura ganado por Banfield. Nunca logró que San Lorenzo plasme en la cancha sus ideas y eso lo hizo ingresar en una vorágine que culminó con un equipo anárquico.

Sus pasos por River y San Lorenzo desfiguraron la excelente imagen que había logrado en Estudiantes. Se trata de un animal futbolero, un hombre de gran apego al trabajo, de actualización constante, de reflexión permanente sobre el juego y sus distintas alternativas. Pero en su diatribas, siempre plenas de conceptos y con distintos blancos, se vislumbra el convencimiento de contar con algo así como una verdad relevada. Hay cierto fanatismo en Simeone y un posicionarse por encima de sus interlocutores, algo que practica como nadie el inefable José Mourinho, el portugués entrenador del Inter. Como fuera, Simeone deberá replantear sus últimas fórmulas, hacer una revisión introspectiva y frenar el vértigo con el que ha vivió hasta acá su carrera como entrenador.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com