lunes, 29 de marzo de 2010

La desfiguración de Simeone

Su despegue como entrenador daba indicios de un trayecto de muy alto vuelo. Rápidamente Diego Pablo Simeone había despertado merecidos elogios por el trabajo hecho, principalmente, en Estudiantes de La Plata. Sin embargo, optó por abandonar la segura ruta por la que transitaba para internarse en un laberinto en el que está cada vez más perdido. Hoy, al frente de San Lorenzo, el ex capitán de la selección argentina muestra una cara que en nada se emparenta con aquellos inicios, hace apenas menos de cuatro años, y el reconocimiento de ayer mutó en cuestionamientos.

Se calzó el buzo de DT del modo más vertiginoso posible. En Racing, club de sus amores de niño, en apenas un par de semanas cambió la indumentaria de futbolista por esos ya característicos ceñidos trajes italianos para dirigir al equipo en un momento por demás espinoso. Tras un inició a los tumbos logró encausar al equipo sobre el final de aquel Clausura 2006, pero la dirigencia académica culminó el maltrato que había iniciado adelantándole el retiro al señalarle la puerta de salida. El destino entonces fue el mejor posible al depositarlo en Estudiantes. Allí conformó un equipo aguerrido, dinámico, vertical, con orden y variantes que gritó campeón. Recién asomado a la dirección técnica era considerado un gran entrenador y su nombre aparecía como el más natural a la hora de proyectar el seleccionado tras Sudáfrica 2010. Pero obnubilado con las luces de la historia abandonó la ciudad de las diagonales para ir a River, al peor River de la historia, el de José María Aguilar. Fue el inicio de su desfiguración como DT.

Muchas veces son los propios técnicos quienes dinamitan los proyectos a largo plazo que reclaman y fomentan la histeria que critican. Así procedió el Cholo cuando mudó su trabajo de La Plata a Núñez, y el costo que pagó fue muy alto; de hecho aún no lo saldó. Miró el pasado, sin entender que institucional y futbolísticamente era mucho más lo que le ofrecía Estudiantes que River.

Pese a quedarse con el título -el último conseguido por los millonarios- en su primer torneo al frente de uno de los dos equipos más populares del país, jamás encontró el juego que pretendía. Inauguró una búsqueda permanente en la que perdió el rumbo y que comenzó a reflejarse en un vivir cada partido al borde de un ataque de nervios, en contrapunto con la tranquilidad de sus días platenses. A un título que de los 33 conseguidos por River seguramente fue el más opaco, siguió un último puesto que sí quedó en la historia.

El ideal de tener siempre un equipo ofensivo se volvió una obsesión desvirtuadora y así los esquemas flexibles que lo caracterizaron se volvieron disposiciones tácticas inverosímiles, con amontonamiento de delanteros y carencia de juego. Desde su llegada a Boedo, cada vez que el equipo comenzó en desventaja apresuró un juego desesperado, propio de un equipo a cinco minutos de una eliminación. Agotar los cambios con 40 minutos por delante, desequilibrar el equipo y avanzar -que no siempre es atacar- en terreno adversario desordenado aparecieron como marcas habituales. Todo eso se potencia en este San Lorenzo que no convirtió en siete de las once fechas que se llevan disputadas del torneo.

Sus días en San Lorenzo están contados. Se trata de una cuenta regresiva cuyo plazo máximo es el 16 de mayo, la última fecha del torneo, pero que a nadie podría extrañar llegase antes. El último fin de semana, en Sarandí, en la derrota 1 a 0 ante Arsenal, la gente estalló como nunca reclamando su salida.

En el Simeone actual no se puede reconocer a aquel que tuvo un arranque fulgurante como DT. Estudioso del futbol, de enorme experiencia como futbolista, su capacidad de conducción no esta en duda. Porque la demostró. Pero desde la partida de Estudiantes ingresó en una turbulencia de la cual no puede escapar. Reencontrar el rumbo es el desafío y si lo consigue será una gran noticia para el fútbol argentino, que recuperará así a un hombre que enriquece el medio.
(Foto: Infobae.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 22 de marzo de 2010

Del mejor estadio de Sudamérica a uno de los peores de Argentina

Desde que se inauguró hace poco menos de cinco meses, el 28 de octubre de 2009, en el enfrentamiento ante Colón, se sabía que el estadio Libertadores de América no estaba en condiciones de albergar partidos de Primera División. La lluvia del domingo no hizo más que poner todavía más en evidencia los insalvables problemas que aquejan a la inconclusa casa del Independiente y el peligro que implica para sus muchos concurrentes.

Los playones para llegar hasta los accesos estaban inundados de un agua grisácea, propia de una obra por los restos de cemento y materiales. Los pasillos de las plateas que separan las butacas del campo de juego tenían varios centímetros de agua, dando lugar a lagunas que eran verdaderas trampas para quienes habían pagado el alto precio que cuesta una platea. Las goteras, que en algunos sitios eran cataratas, como en las escaleras de las denominadas Garganta del Diablo (donde el acceso también estaba inundado y era imposible no mojarse los pies antes de llegar a las escaleras), se multiplicaban por todo el estadio, incluso en el hall central.

Desde dos horas antes del inicio del encuentro, varios trabajadores de mantenimiento del club trasportaban maderas de un lado a otro para improvisar puentes que menguasen en parte la mojadura para los espectadores y trabajadores de prensa que se acercaron a ver el encuentro en el que Independiente derrotó a Rosario Central 2 a 0, ratificándose en la cima de la tabla de posiciones y como el principal candidato al título.

Las anegaciones en las calles para llegar al estadio –reclamo que le cabe exclusivamente a Municipalidad de Avellaneda- y las propias deficiencias de un estadio a todas vistas inconcluso y cuyos problemas se multiplicaron en una tarde plomiza hicieron de la jornada dominical una aventura indeseable para los gentes que se acercaron a ver el encuentro.

El contrapunto con la problemática estructura edilicia del estadio es el campo de juego. El césped estaba estupendo y aguantó perfectamente la fuerte lluvia. Sobre ese verde manto los dirigidos por Américo Rubén Gallego enhebraron su quinto triunfo consecutivo sin recibir goles y parecen encaminarse sin mayores inconvenientes al festejo final el 16 de mayo.

La cancha no debería estar habilitada y ahí reside la cuestión esencial: es hasta lógico que Independiente pretenda jugar ahí, aunque sepa de las incomodidades para sus socios y simpatizantes; pero lo que resulta inadmisible es que las autoridades correspondientes se lo permitan. Sin dudas, presiones y favores han entrado en escena.

Los hinchas del Rojo se engañan a sí mismos al inflarse el pecho por el Libertadores de América, cuando sigue siendo un ambicioso proyecto (que presentaba un estadio completamente techado) y no una realidad. Saben que no está en condiciones, porque lo padecen, y hasta estéticamente deben sufrir que esté muy lejos de lo que esperaban; como en lo que hace a la fachada principal del estadio, a espaldas de las plateas y palcos vip: una oscura cara gris de la que asoman caños y cuelgan cables sin siquiera un escudo del club o el nombre del estadio. Los hierros que asoman de las vigas y los baños químicos completan el cuadro en gama de grises. En lugar de ese falso orgullo deberían reclamarle a los dirigentes que informen sobre los pasos a seguir y las dificultades que seguramente existen para conocer cuándo podrán disfrutar del escenario que se les prometió.

El presidente de la institución, Julio Comprada, había inaugurado el estadio mucho antes de que pudiese comenzar a utilizarse con una fiesta de finalidad puramente electoralista, poco antes de enfrentarse en los comicios con Noray Nakis, el grondonista presidente de Deportivo Armenio al que derrotó con fuerte respaldo de los socios. Correspondería a Comparada retribuir esa confianza hablando con la verdad y reconociendo las dificultades económicas que puedan existir para completar el trabajo en lugar de continuar refiriéndose al estadio como el más moderno de Sudamérica cuando la realidad es que, en las actuales condiciones, es uno de los peores de Primera División.
(Foto: Futbolmania12.worldpress.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 18 de marzo de 2010

Zárate, como un ultra

El pasado fin de semana, como es habitual, Mauro Zárate estuvo en el estadio Olímpico de Roma. Pero no lo hizo para defender los colores celeste y blanco de la Lazio, su club. Una sanción por acumulación de tarjetas amarillas le impedía enfrentar al Bari, por la 28° fecha de la liga italiana, y entonces acudió como espectador. Ocurre que no lo hizo como un hincha más, ni tampoco en la privilegiada ubicación de la que podría haber dispuesto en su calidad de astro del equipo, sino que se ubicó en la Curva Norte, junto a los ultras del conjunto romano y ensayó el saludo facista con el brazo derecho extendido.

La conducta del gran futbolista surgido en Vélez debe reprobarse. Repetir un gesto nefasto para la historia de la humanidad y mostrarse junto a intolerantes y peligrosas mentes de extrema derecha de entre las cuales las más moderadas sólo odian a los negros y los extranjeros merece una condena social.

Mauro Zárate es un joven millonario y un exitoso futbolista que difícilmente conozca de Benito Mussolini algo más su cara y alguna frase, por la reivindicación que hacen de su figura muchos hinchas del club para el que juega. Seguramente ignore las millones muertes que originó el fascismo y en nada sufra el legado que aún persiste en la Italia del siglo XXI. Si bien sería aún más grave que reivindique al dictador italiano a sabiendas de quién fue, el desconocimiento no lo guarece de la crítica que le cabe por la actitud que adoptó.

Las masas violentas que acompañan a los equipos obran ciertas veces como un atractivo especial para los futbolistas. En alguna oportunidad Luciano Figueroa y César de Delgado se mostraron en el centro de la violenta barra de Rosario Central y Fernando Cavenaghi se paró en un paravalanchas del Monumental junto a los bravos Borrachos del Tablón. Esta vez fue Mauro Zárate, quien prefirió ver a su equipo con un grupo de fascistas.
(Foto: Canchallena.com - Calcioblog.it)

Patricio Insua
Patinsua@gmail.com

lunes, 15 de marzo de 2010

Higuaín y Messi, por tres

La capital española y la vanguardista ciudad Condal vibraron al compás de los goles argentinos. En su visita al estadio José Zorilla, Real Madrid vapuleó al Salamanca 4 a 1 y Barcelona, en el Camp Nou, hizo añicos los esfuerzos en los que se empeñó Valencia durante 55 minutos para derrotarlo 3 a 0. Los dos gigantes de una de las ligas más poderosas del mundo tuvieron como explicación basal de sus triunfos a Gonzalo Higuaín y Lionel Messi, autores de tres goles cada uno. Se trató de dos hat-trick en España que tuvieron fuerte eco en Argentina por tratarse de los dos delanteros que, de no mediar ningún imprevisto, formarán la dupla de ataque albiceleste en Sudáfrica 2010.

Después de que Cristiano Ronaldo abriese el marcador de tiro libre, Higuaín se despachó con un triplete en el cual expuso su categoría y oportunismo. El ariete formado en River y liquidado a precio de salgo por el ex titular millonario José María Aguilar volvió a mostrar su efectivo estilo en un conjunto dominado por cracks con más cartel que él y sus goles le sirvieron al Madrid para mitigar el dolor de la eliminación de la Champions League en octavos de final a manos del Lyon y mantenerse en la cima de la tabla de posiciones. Pero el Merengue no está solo en lo más alto. Barcelona deslumbró con el mismo brillo que la pasada temporada lo llego a levantar los seis trofeos que disputó; y en ese juego de fluidez sin igual Messi se siente a gusto como en ningún otro lado como. Con su letal combinación de velocidad y precisión, el rosarino regaló tres perlas marca registrada, cada una originada en el sector derecho del ataque culé. En el primero enganchó dos veces ante sus marcadores sobre el vértice del área y definió fuerte al primer palo, más tarde se hamacó hacia el centro para colocar la pelota en el ángulo bajo opuesto y cerró su repertorio con un ingreso relampagueante al área y una sutil picada con su pierna derecha para vulnerar el achique que pretendía el arquero cuando le Cursivasalió al cruce.

Messi, sin dudas el mayor talento del fútbol mundial, anotó 22 goles en los 23 partidos que disputó por la Liga española y es, hasta aquí, el pichichi. Su escolta no es otro que Higuaín, apenas con una conquista menos. Ambos se ven favorecidos por dos equipos que juegan más lanzados al arco rival de lo que lo hace la Selección. En este sentido, los goleadores de Barcelona y Real Madrid deberán acomodar sus virtudes en beneficio de un conjunto que para buscar la consagración mundialista partirá de un celoso cuidado del arco propio y recién entonces irá a fondo contra el rival. Las armas fundamentales para procurar esas estocadas serán Higuaín y Messi, protagonistas de festejos por triplicado en España que alimentan el sueño argentino.
(Foto: Lanacion.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 8 de marzo de 2010

Independiente sí dice presente

Cerca del ecuador del campeonato, Independiente llegó a lo más alto de la tabla de posiciones. En un torneo que se había presentado como el terreno ideal para la reivindicación de los históricos cinco grandes del fútbol argentino, el conjunto de Avellaneda es el único que asumió esa responsabilidad de protagonismo. En el pasado Apertura ganado por Banfield terminó como el mejor posicionado de los clubes más populares del país, pero sabía que en este torneo debía ir por más.

Su victoria 2 a 0 ante un River en ruinas, en el estadio Libertadores de América, y la derrota de Godoy Cruz ante Newell´s, en Rosario, lo dejaron como único líder del torneo. El conjunto de Américo Rubén Gallego no es un cúmulo de virtudes, pero cuenta con argumentos que justifican plenamente su posicionamiento y alimentan sus ilusiones. La goleadora dupla de ataque conformada por Darío Gandín y Néstor Silvera, el habilidoso manejo vertical de Ignacio Piatti, el prolijo criterio de Walter Acevedo y la solvencia de Adrián Gabbarini cada vez que se lo requiere son las principales credenciales de un equipo que, de todos modos, se valoriza desde su concepto de conjunto.

Además de alcanzar la punta y ganar un clásico más, Independiente cortó una racha muy negativa ante River. El triunfo de ayer fue el primero en más de 11 años ante los millonarios como local; y ya en el pasado torneo había acabado con 13 pesados años sin derrotarlo en el Monumental. Esa década larga anémica de victorias ante un club que fue par durante medio siglo, desde el comienzo del profesionalismo hasta la década del 80, expone con crudeza hasta dónde cayó Independiente en los últimos 20 años.

En siete días, el Rojo cosechó 9 puntos al vencer primero a Racing, el rival de toda la vida, luego a Tigre, en Victoria, y más tarde a River. El próximo fin de semana buscará extender su positiva racha cuando llegue al Diego Armando Maradona para medirse ante Chacarita, urgido por un promedio que lo asfixia.

Independiente peleó el pasado campeonato hasta donde lo empujaron sus virtudes y lo limitaron sus flaquezas. Gallego supo capitalizar esa experiencia y en el Clausura, hasta aquí, las virtudes se maximizaron y los errores disminuyeron. A partir de esos méritos y del beneficio que le significa que Vélez, Banfield y Estudiantes, los tres mejores equipos del país, estén abocados de lleno a la Copa Libertadores es que se propone como el principal candidato al título.
(Foto: Lanueva.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 4 de marzo de 2010

Ante Alemania, Argentina aprobó un exigente examen

El núcleo del seleccionado nacional había puesto como punto de partida para Sudáfrica 2010 el encuentro preparatorio ante Alemania. Entonces se planificó ese partido como una prueba de fuego, una puesta en cancha de la idea y los nombres pretendidos para la Copa del Mundo. Porque Argentina mostrará desde el 11 de junio el esquema táctico que empleó en la victoria 1 a 0 ante el elenco germano en el Allianz Arena, de Munich, y, salvo tal vez uno o dos cambios, ese mismo equipo titular.

Ganarle a Alemania en su casa siempre es un hecho resonante. La diferencia pudo haber sido incluso de dos goles de acuerdo a lo expuesto por cada uno. Argentina se plantó con una seguridad muy distante de aquella tibieza que había mostrado en la derrota ante España y expuso un elemento que parecía perdido en el elenco nacional: la presión. El mediocampo integrado por Jonás Gutiérrez, Javier Mascherano, Juan Sebastián Verón y Ángel Di María procuró posicionarse siempre en terreno adversario y obligó a los dirigidos por Joaquim Low a retroceder y jugar en muchas ocasiones la pelota hacia atrás.

En defensa, el equipo se mostró fuerte y prolijo con Nicolás Otamendi por derecha, Gabriel Heinze por izquierda y la zaga integrada por Martín Demichelis y Walter Samuel, en su reaparición en el seleccionado. El aspecto más endeble estuvo en el sector derecho, donde, indudablemente, Otamendi se siente incómodo. El muy buen jugador de Vélez no aportó salida y le costó el cierre en diagonal hacia adentro; pero cuando por movimientos propios del juego apareció como central mostró el tiempismo y la calidad que lo hicieron una de las mejores apariciones del fútbol argentino de los últimos años.

La prioridad de mantener el cero en el arco propio, tal como lo había reconocido antes del partido Alejandro Mancuso, ayudante de campo de Maradona, fue seguramente lo que determinó una defensa de cuatro marcadores centrales, con la confianza de que en el medio Jonás, por derecha, y Di María, por izquierda, se ocupasen de las bandas. La fragilidad de la última línea era el aspecto más endeble del seleccionado y en ese sentido hubo un auspicioso progreso. Una defensa amurallada es condición sine qua non para pensar en una consagración mundialista. Sin ir máslejos, en Alemania 2006 llegaron a la final los dos equipos que mejor se defendieron, Italia y Francia.

La receta de la selección fue un rígido 4-4-2 -ya característico de la era Maradona- que albergó una firmeza defensiva que ya se había insinuado en el estadio Centenario de Montevideo cuando se logró la clasificación al Mundial, una gran presión sobre la pelota y el adversario en la mitad de la cancha y una delantera que pretendía explotar su peligrosa velocidad. Fue una versión de equipo duro, compacto y concentrado que tuvo su contrapunto en la falta de variantes ofensivas y la escasa generación real de peligro. En este sentido, Lionel Messi, el mayor talento del planeta, sigue en deuda con la selección y la selección sigue en deuda con él. Ojalá ambos se encuentren en Sudáfrica.

El partido ante Alemania es un buen punto de partida. Argentina mostró un esquema definido y una idea determinada: cuatro hombres en el fondo, cuatro en el medio y dos adelante para no regalar ni un centímetro atrás, presionar en el medio y atacar con los goleadores de Barcelona y Real Madrid. Esa es la base a partir de la cual edificar, porque aún queda mucho por crecer. El propio Diego lo reconoció en la conferencia de prensa posterior al partido: “Tenemos que mejorar muchas cosas”. El mes previo al Mundial será clave; un período de trabajo para dar forma definitiva al equipo, afianzar conceptos, trabajar en un ataque más profundo y con mayores aristas, consolidar la defensa, maximizar las bandas y lograr un volumen de juego integral. Maradona confía en su idea y mucho en los intérpretes para ejecutarla; éstos, los jugadores, saben que están ante una oportunidad única, la de volver a ser campeones del mundo luego de 24 años.
(Foto: Canchallena.com - Telam)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 1 de marzo de 2010

Godoy Cruz por la punta, River por el descenso

La división histórica entre grandes y chicos se ha vuelto sumamente difusa. Las clases sociales del fútbol argentino ya no son más de una vez y para siempre, sino que los lugares se ocupan de acuerdo a la coyuntura permanente que nunca es estructura. Los equipos más populares nunca dejarán de serlo, pero su poderío deportivo no es el que supo monopolizar la primera mitad del profesionalismo.

Así las cosas, Godoy Cruz fue al estadio Diego Armando Maradona en la búsqueda de la cima del Clausura y la consiguió al derrotar a Argentinos Juniors por 2 a 1. El elenco mendocino marcha invicto disputado un tercio del torneo, recibió apenas dos goles y muestra un juego asociado que le ha dado muy buenos resultados hasta el momento. Omar Asad, técnico debutante, organizó un conjunto atento y dinámico. Un sólido esquema defensivo es una condición impostergable para un equipo que pretende protagonismo en los primeros planos y Godoy Cruz parte de esa premisa. Pero además de su firme en defensa, expone un mediocampo con rápidas transiciones que marca sin resignar ataque y una veloz dupla delantera conformada por César Carranza y Nicolás Higuaín.

Mientras el Tomaba mira la punta y se olvida del promedio, River mira el promedio y se olvida de la punta. En el bosque platense, los dirigidos por Leonardo Astrada, gritaron a voz de cuello el empate agónico ante Gimnasia, el peor equipo de las últimas tres temporadas. Como resabios de un pasado radicalmente opuesto que pretende no ver el doloroso presente, el Jefe, sentado en banco, y Marcelo Gallardo, dentro de la cancha, ensayaron un festejo breve. Pero nunca es bueno negar la realidad y engañarse a uno mismo. Astrada asegura que no piensa en la tabla de los promedios y aspira a una mejora del equipo que le permita ganar dos o tres partidos consecutivos para pelear arriba. Sin embargo, no hay indicios que permitan creer en la posibilidad de esa remontada y la real dimensión de River es sumar para no penar por mantener la categoría.

La hipoteca dejada por la precedente Comisión Directiva riverplatense es asfixiante. José María Aguilar y sus laderos produjeron, en 8 años, un vaciamiento estrepitoso: degradación institucional, quebranto económico y descapitalización absoluta del fútbol profesional, su bien más preciado. Entonces River es en cancha el equipo pequeño que se compadece con su situación general y se vuelve un rival accesible para cualquiera.

Seguramente, tan difícil es que Godoy Cruz pueda consagrarse campeón del Clausura como que River se vaya al descenso. Pero hoy el Tomba sonríe por situarse en la cima de la tabla y los millonarios sienten el escalofrío de verse obligados a mirar la tabla de los promedios.

Estudiantes, Vélez y Banfield soy los grandes de hoy. River comienza a pelear por esquivar el descenso, lucha a la que Racing está abocado hace varias temporadas. Colón y Godoy Cruz puntean, mientras que Boca y San Lorenzo no encuentran juego ni puntos. Independiente se alegra por verse inmiscuido en las primeras posiciones, en tanto que Lanús se lamenta por no estar otra vez, como en los últimos años, entre los de arriba. Este es el nuevo orden que impera en el fútbol argentino, en el cual grandes y chicos intercambian ropajes para serlo alternadamente.
(Foto: Ovacion.com.ar - Fotobaires)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com