martes, 25 de noviembre de 2008

Handicap Boca

Cuando sólo quedan tres fechas para finalizar el torneo, hay una muy mala noticia para los equipos que miran la punta desde abajo: es Boca quien está en la cima. Curtido como nadie en los últimos años en este menester de lograr campeonatos -aún en situaciones desventajosas o de mayores responsabilidades-, no será sencillo para sus rivales verlo ceder. Si bien el último fin de semana para ganar en Tucumán a San Martín y llegar sin compañía a lo más alto debió contar con la inestimable colaboración del árbitro Carlos Maglio, muchos méritos ha acumulado este Boca.

Disputó casi todo el certamen sin Martín Palermo y Rodrigo Palacio, su letal dupla ofensiva. Bien puede aventurarse que sin ellos en cancha el conjunto auriazul se privó de algo así como 15 goles que significasen 8 o 9 puntos más en la tabla. En el caso del platense, su ausencia implica además la falta del referente, del líder, y de alguien a quien no intimida en lo más mínimo sentir todas las miradas puestas en él.

Mayores fueron los contratiempos en la defensa. También por lesiones, el tramo final del Apertura encuentra a Boca sin su zaga central titular, conformada por Julio César Cáceres y Gabriel Paletta. Hugo Ibarra, dueño de lateral derecho, también sufrió ausencias por su físico, lo mismo que Morel Rodríguez por la izquierda. Los cuatro juntos sólo pudieron estar presentes en seis partidos (los cinco primeros del campeonato y el superclásico ante River), en los cuales el equipo sumó 16 de los 18 puntos en juego. Además, “por haberle mentido a sus compañeros”, según señaló el técnico, Carlos Ischia, -a lo cual bien podría sumarse el revuelo que la novela generó en la prensa- Mauricio Caranta dejó el arco y su lugar fue ocupado por el debutante juvenil Javier García, de 19 años.

Los problema se completaron con dos cuestiones extradeportivas de distintos matices: el cruce de fuertes declaraciones entre Juan Román Riquelme y el paraguayo Cáceres y el golpe que significó la inesperada muerte de Pedro Pompillo, quien fuera el titular de la entidad.

A todo esto logró sobreponerse Boca para estar hoy en la punta. Y en gran medida es mérito de Ischia haber conseguido que sus dirigidos dejen atrás todas estas cuestiones.

Si algo potencia todavía más las posibilidades de Boca es la situación de sus adversarios en la lucha por el título. Por un lado, San Lorenzo, que fue puntero durante la mayor parte del torneo, mermó sustancialmente su rendimeinto y apenas ganó uno de los últimos seis encuentros que disputó. Aunque está solamente a dos puntos de los de la Ribera, anímica y futbolísticamente el conjunto de Miguel Ángel Russo está claramente disminuido. Por otro, Tigre, que desplegó un muy buen juego a lo largo del campeonato, dispone de menos recursos y variantes que Boca y San Lorenzo, al tiempo que deberá soportar el vértigo del protagonismo en instancias definitorias, algo difícil de sobrellevar para los equipos sin experiencia en esas peleas.

En esta última etapa del campeonato, mantener la punta y enhebrar al menos tres partidos sin derrotas es algo que no ha ocurrido. Esta irregularidad alimenta incluso las esperanzas de Lanús que, pese a estar a cuatro unidades del líder y con tres equipos por delante, está convencido de poder aspirar a la consagración final.

Sin su mejor versión, Boca está de todos modos en el primer puesto. El próximo fin de semana enfrentará a Racing y, como esto es fútbol y todo puede ocurrir, tal vez la situación actual tome otro giro, como viene ocurriendo cada fin de semana. Pero la experiencia del Xeneixe en estas definiciones, una vez que a muy poco del final ha logrado hacerse de la punta en soledad, parece augurar otra vuelta olímpica teñida de azul y amarillo.
(Foto: Diariouno.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 20 de noviembre de 2008

Un comienzo para la ilusión

A poco más de 14 años de haber disputado su último partido con la selección, Diego Armando Maradona tuvo su estreno como director técnico de Argentina. Lo que reclamó y esperó durante mucho tiempo se hizo realidad. Fue ante el mismo rival, Escocia, y en el mismo estadio, el Hampden Park de Glasgow, donde en 1979 convirtiera su primer gol con la casaca albiceleste. El inicio de la era Maradona mostró resplandores para ilusionarse en distintos aspectos, lo que permite vislumbrar un futuro con brillo. El Rolls Royce lleno de tierra comenzó el proceso para recuperar su elegancia.

En lo que al juego refiere, y aún con todo por delante, hubo una mejora táctica conseguida desde el orden y la motivación. Lo mejor se vio en los primeros 25 minutos, cuando el equipo se mostró vertical, rápido en las trasiciones y aprovechando integralmente el terreno. Claro que todo ante un rival de rango menor y, como era lógico, se trató más de chispazos que de una constante. De todos modos, sirvió para presagiar lo que se avecina, fundamentalmente desde un grupo que, siendo el mismo que con Alfio Basile, se mostró más consustanciado y comprometido, seguramente en línea con lo que emana desde la conducción.

El binomio conjugado en la mitad de la cancha por Javier Mascherano y Fernando Gago fue el inicio de la presión, el ataque y la defensa. Esa sociedad será el núcleo del equipo nacional; la capitanía entregada por Diego al hombre del Liverpool transita en ese sentido. Aunque, claro está, resta saber cuál será el rol de Juan Román Riquelme. El DT adelantó que será el diez del equipo y todo hace prever que tendrá protagonismo estelar, ya que sin él, ante los británicos, optó por un esquema con dos líneas de cuatro y una dupla atacante.

Otra grata carta de presentación fue el buen aprovechamiento de los laterales. Emiliano Papa tuvo un buen debut y Javier Zanetti (que contrariamenente tuvo su 128º presentación con la celeste y blanca) demostró que está vigente y sigue siendo un aporte sustancial cuando integra la defensa y no el mediocampo. Tanto el hombre de Vélez como el del Inter acompañaron siempre los ataques de Maxi Rodríguez y Jonás Gutiérrez. Esas combinaciones externas generaron salida con dinámica.

En el ataque, Carlos Tévez se constituyó en uno de los puntos más altos del equipo. Sin escatimar su entrega habitual, recuperó la tranquilidad que no había tenido en presentaciones anteriores. El cambio de actitud -para mejor- del delantero del Manchester United fue el de todo el conjunto, fortalecido por la motivación de esta nueva etapa, marcada por todo lo que la figura de Maradona implica.

Quedó demostrado que apenas una charla de Diego, al margen del muy necesario trabajo de campo para prever todas las situaciones posibles en un partido, genera en los jugadores un empuje anímico que más tarde tiene su correlato en la cancha. Sobrio y observando cada detalle, estuvo sentado en el banco casi todo el partido y sólo se paró a dar algunas indicaciones una pocas veces, sobre todo en el complemento, cuando el equipo se diluyó. Apenas gritó el gol de Maxi Rodríguez y salió último del campo de juego luego de saludar con un beso y un abrazo a cada uno de sus dirigidos. Como lo había adelantado a la prensa, su expresión distó ampliamente de la mostrada en su condición de hincha y se lo vio en una versión aplomada –aunque no desapasionada- que demuestra entiende perfectamente las formas y responsabilidades que su cargo requiere.

El primer encuentro de la selección argentina con Maradona como DT fue positivo. Aunque el estreno ante Escocia fue apenas eso, un primer paso, y es evidente que aún quedan muchas cosas por resolver. La idea del técnico aparecerá con el mayor tiempo de trabajo, porque no corre la excusa del pasado de la imposibilidad de entrenar por disponer de los jugadores sólo dos o tres días antes de los partidos. El trabajo es acumulativo y la suma de entrenamientos, aunque distanciados en el tiempo, es lo que permite lograr la solidez colectaba para aprovechar el talento de cada uno de los componentes del equipo. Diego Armando Maradona estableció su primer mojón como técnico de la selección argentina de fútbol, el hombre que como nadie conoció el cielo y el infierno, puso manos a la obra para darle, una vez más aunque desde otro perfil, lo mejor que sí a la camiseta que defendió como nadie.
(Foto: Lanacion.com.ar - AP)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 17 de noviembre de 2008

Rehenes

Las tardes de domingo con fútbol son un patrimonio histórico de los hinchas que ha sido arrebatado. El negocio de la televización del fútbol entregado por la AFA en el reinado de Julio Grondona y avalado por los presidentes de los clubes podó con dureza una parte de la cultura de un pueblo eminentemente futbolero. Por la conveniencia mediática, solamente los seguidores de Boca y River tienen cada fin de semana dominicales jornadas para disfrutar de la presentación de sus equipos. Los partidos programados para las tardes y noches de viernes y sábados provocan hace rato el fastidio de los hinchas y le causaron una herida muy profunda al fútbol de ascenso y las ligas regionales.

En la decimoquinta fecha del torneo Apertura, los más perjudicados fueron los simpatizantes de Lanús y Banfield, cuyo clásico comenzó a las 18:45 del viernes. Pero eso fue solamente una parte del atropello. Los dos goles del derby sureño, convertidos por Diego Lagos y Nicolás Bertolo, se concretaron en el primer tiempo, es decir antes de las 19:30. Pero fueron tomados de rehenes por la televisión, que los liberó recién el domingo luego de que los relojes de Buenos Aires y las provincias que comparten el mismo huso horario ya habían dado las 23. Sí, casi 52 horas después. Muchos fueron los hinchas del Granate y el Taladro que por cumplir con su jornada laboral o estar camino a sus hogares no pudieron ver el partido y tuvieron que esperar más de dos días para ver un compacto que escasamente superó los 5 minutos.

Días y horarios inconvenientes, violencia, entradas costosas y estadios sin comodidades hicieron que mucha gente deje de ir a la cancha. Ese compendio de dificultades para el espectador fue funcional a los intereses de la televización, que vio incrementarse no sólo el número de suscriptos al cable, sino también de compradores de los encuentros codificados. Sin embargo, pagar estos servicios implica un despeojo en tanto escasean las repeticiones de las jugadas polémicas, las vistosas y los goles. Todo ese material se le niega a quienes abonan mensualmente para ver partidos en vivo y se lo retiene de modo tal que se garantice un piso de rating al programa que a partir las 22 del domingo, desde hace más de 20 años, tiene la exclusividad del estreno de las imágenes de los encuentros de Primera División.

Apenas finalizado un partido del Real Madrid, Manchester United, Juventus o Bayern Munich, sea por liga local o certámenes europeos, ya están disponibles los goles y las jugadas decisivas desde todos los ángulos. Pagar un servicio de televisión por cable permite eso, aunque para ver imágenes de un partido del campeonato argentino hay que esperar hasta las últimas horas del domingo, aunque el encuentro se haya disputado en la tarde del viernes.

La estafa es doble. Por una parte, la venta de los derechos de televización desde la AFA ha sido un despojo para los clubes, lo cual no responde sólo a la voracidad de la empresa que realiza todo tipo de arbitrariedades, sino también a la vergonzante entrega hecha por Grondona, a la nula defensa de sus instituciones por parte de los presidentes y a la inexistencia de una legislación que prohíba esas conductas monopólicas que ejerce la empresa dueña del fútbol. Por otra, porque el producto del negocio es también un golpe para los telespectadores, que deben esperar a veces más de 48 horas por unas pocas imágenes del encuentro de su equipo, y también para aquellos que pagan para ver en vivo los partidos y son privados de una transmisión de calidad.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 10 de noviembre de 2008

En once meses, River se deglutió a Simeone

Ni siquiera el título local obtenido en su llegada, después de 4 años de sequía, le permitió mantenerse en el cargo. Esa vuelta olímpica dada apenas cinco meses atrás no fue atenuante para el durísimo presente. Así, tras haber quedado eliminado de la modesta Copa Sudamericana ante Chivas de Guadalajara, el segundo rival que le tocó enfrentar (anteriormente había eliminado a Defensores, de Uruguay), y marchando último en el Apertura, Diego Pablo Simeone decidió dejar de ser el entrenador de River. Algo previsible por las actuaciones de los últimos meses.

En su estada en Núñez, pese a no haber llegado a ser de un año, el ex capitán de la selección argentina dirigió en total cuatro certámenes. Cosas propias de la vergonzante organización de la Asociación del Fútbol Argentino y la Confederación Sudamericana de Fútbol. En simultaneo con el Clausura 2008 que finalmente obtendría, disputó la Copa Libertadores, de la cual quedó afuera ante San Lorenzo, en el Monumental, en un partido que será recordado en el tiempo. Los otros dos compromisos fueron los que marcaron su salida: la Copa Sudamericana y el presente Apertura, en el cual River enhebra la peor racha de su historia con 12 encuentros sin victorias, por lo que ocupa el último lugar en la tabla a sólo cinco fechas del final.

Simeone nunca logró que River tuviese su impronta, que ejecutase su ideal de juego. Fue un campeón mediocre en el precedente torneo doméstico; fue campeón porque un equipo debía serlo. El título claramente se apoyó más en un puñado de buenas individualidades que en una cohesión colectiva alcanzada por la mano del entrenador. El Cholo sufrió su paso por River, o al menos lo disfrutó con un grado de tensión extremo. El visible nerviosismo con el que vivió cada partido marcó un fuerte contraste con la serenidad que mostraba en el banco de Estudiantes, cuando sí vio ejecutarse en el campo de juego sus ideas. Es probable que la situación personal por la que atraviesa, hecha pública por revistas y programas de chimentos, haya afectado su trabajo como técnico.

Simeone ha tenido precipitadas salidas en sus tres procesos como entrenador y también choques con referentes. Si bien dejar Racing respondió a una decisión de la extinta Blanquiceleste S.A. y la marginación de Ariel Ortega se sostenía en argumentos de peso, sus idas de River y de Estudiantes (sobre todo ésta), en La Plata con los enfrentamientos con Juan Sebastián Verón y José Luis Calderón, marcan aspectos que debe mejorar en su rol de conductor.

River no se comió a Simeone por su falta de capacidad. Nadie le pondrá al entrenador ese lastre de ser considerado un profesional no apto para los equipos de mayor convocatoria y atención mediática. Lo ve pasar fugazmente en el peor momento institucional de su historia, porque hace rato que los fracasos deportivos del Millonario hay que buscarlos en la Comisión Directiva encabezada por José María Aguilar antes que en planteles o cuerpos técnicos.

Sus conocimientos, el férreo apego al trabajo, la intención de tener siempre un equipo ofensivo y su constante búsqueda de solucionar errores –aunque no siempre del mejor modo-, fueron reconocidos por los riverplatenses. Ni en los peores momentos los principales reclamos de los hinchas recayeron en él. Con el equipo último, los aplausos antes de iniciarse el encuentro ante Huracán, que se repitieron en el final pero con silbidos para los jugadores, marcaron la valoración a la tarea del entrenador y el entendimiento de que fue quien más hizo por revertir la peor situación de River en su historia.

Apenas un puñado de meses atrás, el Cholo era el seguro próximo entrenador del Atlético de Madrid y estaba entre los primeros en las consideraciones para hacerse cargo del seleccionado nacional tras la Copa del Mundo de 2010. Tal vez no haya retrocedido en esa proyección, pero sí deberá pulir algunos de sus manejos y formas de trabajo para ser, definitivamente, ese gran entrenador del que ya ha dado pruebas.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 3 de noviembre de 2008

Pese al mal momento, San Lorenzo mantiene la punta

Se trataba de una semana clave, con nueve puntos en juego tras los cuales sólo quedarían seis fechas por delante. Esa instancia crucial del campeonato significó la peor racha de San Lorenzo, que perdió dos clásicos y apenas pudo igualar en el Nuevo Gasómetro con Gimnasia y Esgrima de La Plata, asfixiado en la tabla de los Promedios. Ante Racing y Boca fue superado con claridad, aún mayor que la diferencia mínima que expuso el marcador final en ambos encuentros. Carente de variantes ofensivas -la que había sido su mejor carta en el torneo- y desconectado entre líneas, las lesiones y suspensiones terminaron por diluir a un equipo que muy poco tiempo antes parecía desfilaba al título.

Sin embargo, pese a este derrumbe que se explica también en buena parte desde la baja de los rendimientos individuales, el equipo de Miguel Ángel Russo vive esta crisis desde lo más alto de la tabla de posiciones. Logró mantener el liderazgo, aunque ya no en soledad, sino ahora en compañía de Tigre y Boca. Inmerso en sus propias confusiones, en su momento más difícil en lo que se lleva disputado del Apertura, no es poco para el conjunto azulgrana que el bajón le llegue estando arriba y no en la búsqueda de alcanzar la vanguardia.

Pero el liderazgo lejos está de ser algo en lo cual pueda resguardarse para enfrentar las críticas y superar la coyuntura. Otra actuación como las precedentes y estar en la punta no será argumento. La caída fue futbolística y anímica, porque no tuvo respuestas de juego ni carácter para sobreponerse. De hecho, tras la derrota ante Racing y el empate con Gimnasia, San Lorenzo llegó el domingo a la Bombonera sabiendo que un empate lo dejaba sólo en la cima, un punto por encima de Tigre –que había perdido el sábado ante Argentinos 2 a 0- y tres por sobre la línea de Boca. Pero la cadena de malos rendimientos y escasísima cosecha de puntos agregó su tercer eslabón ante el Xeneixe.

Sin dudas, fue una semana por demás complicada para los de Russo. Antes de enfrentar a la Academia en Avellaneda, San Lorenzo estaba primero con holgura, cinco puntos delante de Tigre y ocho por sobre Boca, con quines hoy comparte la punta. Además de aspectos individuales y colectivos, deberá trabajar en el plano anímico para superar una tan pronunciada como inesperada baja de rendimiento.

Con puntaje ideal en las últimas 4 fechas, los de Carlos Ischia parecen haberle arrebatado la chapa de principal candidato al Ciclón. El Tigre de Diego Cagna, con el menor cartel propio de la disputa ante dos grandes, mostró una identidad que sustenta sus aspiraciones. En tanto que San Lorenzo -que quedó como el más golpeado de los tres líderes- deberá recuperar los argumentos que ya exhibió para buscar su undécima conquista del certamen de Primera División. Más atrás, Newell´s, Lanús y Vélez estarán al acecho para ver si pueden dar el zarpazo en un campeonato que parecía juzgado y hoy está más abierto que nunca.
(Foto: Clarin.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com