martes, 29 de julio de 2008

Presiones de armado

Cuando los Juegos Olímpicos a disputarse en China recién comenzaban a vislumbrase en el horizonte del fútbol argentino, Juan Román Riquelme se apuró a hacer público su deseo de participar por primera vez de dicha competición. Pese al tono siempre amable, parecía tratarse más de una exigencia que de un pedido. Sus palabras, como suele ocurrir con los protagonistas de peso, no cayeron en saco roto. Entonces, se echaron andar una serie de comentarios -fundamentalmente en los medios- que colocaban al número 10 de Boca como una fija en el representativo nacional que desde el 7 de agosto defenderá la medalla de oro ganada por el equipo de Marcelo Bielsa en Atenas 2004.

Muy probablemente, el ex hombre de Barcelona y Villarreal sea del gusto de Sergio Batista, entrenador del seleccionado olímpico. Tal vez el Checho lo considere una pieza absolutamente central en el armado de su equipo. Pero probablemente no sea así. Quizá en su planeamiento de cara a Beijing 2008 lo valoraba como un buen elemento, pero no tenía pensado que ocupe uno de los tres lugares disponibles para jugadores mayores, posibilidad que da el engendro pergeñado por la FIFA y el COI de disputar los JJ.OO con un Sub-23 reforzado. Es difícil saber si el técnico entendía que era imperiosa la inclusión de Riquelme o si pese a estimar sus aportes estimaba que no era necesario ocupar con él uno de los tres lugares disponibles para futbolistas sin límite de edad. Distintas elucubraciones posibilitan recorrer ambos caminos; lo cierto es que el armado olímpico venía con JR incluido.

Respecto del caso de Lionel Messi, ya a esta altura con ribetes de culebrón, las presiones se hicieron mucho más evidentes y fue el propio Batista quien dio señales de esto. Ante las ideas y vueltas sobre si permanecería con el Barcelona o se sumaría al seleccionado, quien fuera campeón del Mundo en México 86 reconoció que si por él fuese hubiera tomado una decisión “por respeto al grupo” hace ya varios días. Claramente de las declaraciones del DT se desprende que su intención era darle un corte definitivo al tema desafentándolo, sin aguardar que la FIFA se expida en el litigio entre la AFA y los catalanes, ni que Messi finalmente haga pública su postura. Si no lo hizo es porque resulta evidente que esperar o excluir a la Pulga se convirtió en una decisión que, contrariamente a lo que debería ocurrir, no recayó exclusivamente en sus manos.

En este contexto, hubo tiempo para el fútbol, para disputar el último encuentro preparatorio antes del debut de la cita olímpica frente a Costa de Marfil. Ante su par japonés, el conjunto nacional disputó algo más de 80 minutos, ya que el encuentro debió ser suspendido por una portentosa tormenta que descargó un terrible aguacero sobre el Estadio Nacional de Tokio. Se trató de una victoria por la mínima diferencia a partir del gol anotado por el ex Rosario Central Ángel Di María, en la cual se evidenciaron virtudes y aspectos a mejorar. Así, pese a la falta de cohesión entre defensores y mediocampistas, a las dificultades para hacer un aprovechamiento integral del terreno y a las erradas decisiones individuales; el equipo mostró una vocación ofensiva muy interesante, con una velocidad y una verticalidad en la cual Riquelme no pareció sentirse del todo cómodo, pero que de seguro será una característica marcada a partir de las cualidades propias de los futbolistas y de la premisa táctica de mirar continuamente al arco rival.

Con sus problemas y su enorme potencial, la selección ultima detalles para emprender la defensa de los laureles obtenidos cuatro años atrás, cuando en Atenas, cuna olímpica, se subió a lo más alto del podio para saldar una deuda que el fútbol argentino tenía con su historia.
(Foto: Lanacion.com.ar - AFP)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 24 de julio de 2008

Tensiones del fútbol olímpico

Desde su primera edición allá por 1930 a iniciativa del francés Jules Rimet, la Copa del Mundo se convirtió en la máxima cita del mundo del fútbol, lugar que hasta entonces ocupaban los Juegos Olímpicos. En París 1924 y Ámsterdam 1928 los charrúas se convirtieron en la principal potencia del balompié al quedarse con el oro olímpico, por eso Uruguay fue elegido para albergar el primer Mundial, el cual marcó el inicio de la era comercial del fútbol. Hoy, manejado a escala global por la FIFA implica un gigantesco negocio de cifras astronómicas no exento de sospechas sobre manejos turbios.

Lo cierto es que desde 1930 el fútbol se ha transformado en motivo de pleito entre la FIFA y el Comité Olímpico Internacional. Claro que no se trata de una disputa inocentemente deportiva, sino que hay fuertes intereses encontrados. Las negociaciones, las roscas políticas, entre ambos terminaron por arrojar un resultado inverosímil. Los JJ.OO se disputan con menores de 23 años, una categoría que no tiene ninguna competición en la FIFA. En realidad ni siquiera se trata de selecciones Sub-23, ya que pueden incluirse en la nómina tres jugadores sin dicha restricción, licencia que la federación regente del fútbol mundial no permite en ninguno de sus certámenes juveniles.

Al argumentar que la cita olímpica no está en el calendario de la FIFA, Barcelona se niega a entregar al seleccionado dirigido por Sergio Batista a su máxima estrella, Lionel Messi, quien viajó con el equipo catalán a Escocia para realizar la pretemporada. El presidente del COI, el belga Jacques Rogge, aseguró que hay obligación de ceder a los menores de 23 años y que si esto no ocurre los clubes no podrán utilizar a los jugadores mientras transcurra Beijing 2008. Esto le impediría al conjunto culé contar con el delantero argentino para la fase preliminar de la Champions League, motivo exclusivo de la disputa.

De reacción tardía, la FIFA ratificó a Rogge al dar a conocer un comunicado firmado por su presidente, Joseph Blatter, en el que asegura que "la liberación de jugadores menores de 23 años siempre ha sido obligatoria para todos los clubes. Obstaculizar su participación podría interpretarse como un atentado al espíritu olímpico, ya que estos jugadores forman el núcleo de los equipos que participan en el torneo olímpico de fútbol masculino". Por su parte, Julio Grondona, titular de la AFA, aseguró haber hecho todo lo posible para que Messi esté en Beijing y concluyó que sino va “mala suerte”. Siempre ocurre así con él; vicepresidente del mundo o apenas uno de los ocho vicepresidentes de la FIFA según conveniencia, amo y señor de la AFA o simplemente quien pone sus propuestas a consideración del Comité Ejecutivo de acuerdo al grado de conflictividad de nuestro fútbol.

El deseo original de Messi era participar de los JJ.OO. Así lo había pautado con la dirigencoia del Barça, pero el mal final en la Liga implicó no clasificarse en forma directa al principal torneo de la UEFA y así se desató el conflicto. Las ganas del crack no bastan, porque las presiones son múltiples. Están las del Barcelona, club que le paga una cuantiosa suma de dinero, y las de los sponsors, tanto del propio futbolista, del conjunto blaugrana, de la selección, de los Juegos Olímpicos, como de la Champions. Están quienes le reclaman a Messi que debería sumarse al representativo argentino amparado en lo dicho por Blatter. Le piden que salte todas las barreras para ponerse la celeste y blanca, como siempre lo hizo Maradona. En la comparación con Diego no existe quien le gane. Tal es la puja de intereses que se hace difícil reclamarle a Messi, de 21 años, esa rebeldía.

Si bien la FIFA y el COI se muestran en la línea respecto de la obligación de los clubes a entregar a los jugadores menores de 23 años, hay que contemplar que se trata de dos enemigos íntimos que se miran con eterna desconfianza. El ente olímpico se enfurece por la ausencia de estrellas del balón, pero la máxima autoridad del fútbol omite sanciones a los equipos que no ceden a sus figuras. Porque mucho no le preocupa, su negocio es el Mundial. Ahora es el momento del circo de los señores de los anillos, con lo cual don Joseph pensará "que se arreglen ellos", que de movimientos oscuros saben tanto como en la sede de Zurich.
(Foto: As.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 21 de julio de 2008

Las implicancias sociales de albergar un Mundial

En los últimos meses trascendió que Sudáfrica podría perder su condición de organizador de la próxima Copa del Mundo. La primera alternativa que se escuchó fue España y más recientemente el rumor apuntó a Brasil, a quien ya se le atribuyó la competición para 2014. El motivo del cambio radicaría en la imposibilidad de que la nación del sur africano llegue a cumplir con los estándares que exige la FIFA para sus certámenes. Entonces, la cuestión esencial que surge es dónde deben disputarse los Mundiales.

Es posible señalar dos vías. Una, que la máxima cita del fútbol mundial debe realizarse en los países con más tradición en el deporte rey. Bajo esta lógica, los Mundiales nunca hubieran salido de Europa y Sudamérica, únicos continentes con campeones mundiales. De todas maneras se trataría de un conjunto muy difícil de determinar. Es indudable la identidad futbolística de Brasil, Italia, Argentina y Alemania, pero ¿hay argumentos sólidos para decir o no lo mismo de Turquía, Paraguay o Arabia Saudita? La otra, apunta a la solidez económica y social, acotando el margen a las naciones del denominado Primer Mundo, ya que un campeonato de tal magnitud implica un desembolso cuantioso para las arcas estatales. Entonces, si se trata de un país con un importante porcentaje de sus habitantes relegados, se vuelve una inmoralidad gastar cientos de millones de dólares en una competencia deportiva en lugar de destinarlos a mejorar la calidad de vida de los más postergados. Puede argumentarse que no se trata de un gasto, sino de una inversión; en tal caso cabe preguntarse si está en condiciones de hacer una apuesta tan fuerte un país subdesarrollado. El punto central es si el real negocio es para el organizador o para la FIFA.

África es el continente más mutilado por la avaricia y la codicia del hombre. La crisis humanitaria es catastrófica. Las estadísticas hielan la sangre. Promedios de vida que en muchos países no superan los 50 años, altísima mortalidad infantil, desnutrición feroz, alfabetismo mínimo, decenas de millones de infectados con HIV, todavía más desplazados y asesinados por las inagotables guerras civiles. Y la lista continúa, es tan larga como dolorosa. La tierra que primero elevó, más tarde encarceló y finalmente adoró a Nelson Mandela tiene índices por sobre la media del continente, aunque muy lejos de ser buenos; además, todavía no ha logrado superar las diferencias sociales marcadas a fuego por el apartheid. Sudáfrica ya vio incrementarse fuertemente el presupuesto mundialista original y el monto rondará los 1.300 millones de dólares, lo que ya tiene su directo correlato socio-económico negativo: la inflación de mayo fue del 10,9 por ciento por las partidas de dinero destinadas a estadios, infraestructura y demás.

El Mundial Sub 20 de 1999 se disputó en Nigeria. Jorge Da Silveira, el periodista deportivo más destacado de Uruguay, recordó que en aquella oportunidad debió aplicarse antes de viajar más de una docena de vacunas y que la FIFA había dispuesto un avión sanitario para volar a Europa ante cualquier problema de salud de dirigentes, jugadores, técnicos, periodistas o espectadores. Pasaron casi 10 años, pero el escenario no se modificó.

Alterar una sede preestablecida tiene antecedentes. La Copa del Mundo de 1986 había sido adjudicada a Colombia, pero la FIFA, apenas un año antes, trasladó la competición a México, que ya había sido organizador apenas 4 Mundiales antes.

Una década atrás, el ambicioso Joseph Blatter hizo lobby para convertirse en presidente de FIFA y lo logró gracias a los más de 50 votos que obtuvo de los países que integran la Confederación Africana de Fútbol. El apoyo llegó por la promesa del suizo de, una vez en el máximo cargo, otorgarle al continente negro su primer Mundial. Así nació Sudáfrica 2010. En campaña prometió lo que no sabía si podría cumplir. Las versiones de cambio surgieron de las propias entrañas de la FIFA y su asidero radica en que funcionarios de la casa matriz del fútbol mundial, con Blatter a la cabeza, declararon tener planes alternativos. Si el Mundial se realiza en Sudáfrica, con el tiempo se verá si se trató de algo bueno o malo para el país; si el certamen se muda, el gobierno del presidente Thabo Mbeki habrá perdido lo que ya gastó para el negocio mayor del fútbol mundial.
(Foto: Lanacion.com.ar - AP)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 17 de julio de 2008

Reglas que se doblan

La situación laboral de los jugadores abrió un debate sobre uno de los principales negocios del deporte más popular del mundo. En Argentina el tema se instaló por la salida de juveniles seducidos por equipos europeos y la situación de los futbolistas que se consideraron libres al caducar la ligazón contractual con sus clubes. En este sentido, es ilógico que el fútbol tenga su propio código civil, desconociendo la patria potestad y el derecho del trabajador a elegir, dentro del abanico de sus posibilidades, dónde desempeñarse. La línea baja desde la FIFA, que castiga con la expulsión de su seno a quienes recurran a los tribunales civiles, ya que todo se debe solucionar en el interior de la Familia del Fútbol, como le gusta decir a su presidente, Joseph Blatter.

La AFA y Agremiados determinaron un nuevo convenio colectivo por el cual los mayores de 23 años quedarán con el pase en su poder al finalizar su vínculo, mientras que los menores firmarán su primer contrato por tres años y se les mantendrá la renovación automática (por dos años más) con el incremento del 20 por ciento respecto del acuerdo original. Se estipuló también, al modo europeo, la cláusula de rescisión. La medida regirá en un año, por lo cual habrá que esperar para saber si será una solución real o un parche que mejore la situación actual sin terminar con la problemática.

El suizo mandamás del fútbol mundial habló de esclavitud para referirse al pleito desatado entre Manchester United y Real Madrid por los servicios del talentoso portugués Cristiano Ronaldo, quien expresó su deseo de dejar a los Red Devils para ser Merengue. La negativa del conjunto inglés a desprenderse de su mejor valor despertó en Blatter la idea de las cadenas y grilletes del capitalismo postmoderno. No es feliz, en un mundo con millones de excluidos, tildar de esclavo a alguien que embolsa más de 20 millones de dólares anuales. Menos pretencioso y de corte económico y filosófico hubiese sido que hable de plusvalía, en relación al dinero que Ronaldo genera y no percibe; aunque es imposible imaginar a don Joseph citando a Karl Marx. Sólo a modo de ejemplo: se estima que Michael Jordan, el mejor de basquetbolista de la historia, le significó a la NBA un movimiento de dinero superior a los 10.000 millones de dólares, por lo que pese a las extraordinarias sumas que percibió, el ex astro de Chicago Bulls le salió baratísimo al negocio global.

En muchos casos los jugadores obran desprovistos de cualquier culpa para protagonizar conductas condenables. En este sentido, nuevamente en Argentina salieron a la luz los graves fraudes que llevaron a muchos de ellos a avalar la falsificación de documentos para gozar de los beneficios que implica obtener la ciudadanía de algún país miembro de la Unión Europea.

Hay veces en que los futbolistas bien podrían asemejarse a los gladiadores del Coliseo, elementos descartables de un show que los tenía como principales protagonistas. Otras, aparecen como engranajes de un sistema perverso donde nadie es inocente y todos son culpables. Lo cierto es que hablar de “futbolistas” se vuelve osado por tratarse de un universo demasiado heterogéneo, con millonarias estrellas como Lionel Messi y olvidados anónimos como el lateral derecho de Deportivo Muñiz, con decentes y corruptos al margen de fortunas o carencias.

Evidentemente el problema es en extremo complejo. El fútbol ha aceptado que los jugadores se compran y venden, aunque se trate de chicos de 10 años. Es algo tan instalado como moralmente cuestionable. La FIFA, entre otras muchas cosas, debe proteger los derechos de los futbolistas, revisar el rol de la casta de agentes e intermediarios, clarificar sus cuentas, enterrar los negociados con empresas afines y legislar de modo tal que hombres como Silvio Berlusconi (Milan) o Roman Abramovich (Chelsea) no puedan arrasar todo desde la prepotencia de sus siderales cuentas bancarias. Por su parte, la AFA tendrá que proteger a los clubes chicos de la codicia de los grandes y a éstos lo propio respecto de los tanques europeos, hacer que se pague por el fútbol argentino lo que vale, controlar los procederes de los clubes, terminar con amiguismos, dejar de avalar ilegalidades y combatir las mafias en lugar de fomentarlas. ¿Puede pedírseles esto a los muchachos de la casa matriz del fútbol mundial en Zurich o al pope con trono en Viamonte? La respuesta cae de madura.
(Foto: AS.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 14 de julio de 2008

Desaprovechar la pretemporada es dar ventaja

En el fútbol actual el trabajo planificado da como resultado la generación de esos pequeños detalles que, sumados unos a otros, permiten imponerse. La diferencia se logra a partir de un elaborado orden colectivo que maximice los desequilibrios individuales. Pese a las muy marcadas asimetrías que propician equipos claramente mejores que otros, lo visto en las canchas argentinas permite, paradójicamente, hablar de paridad. De seguro esto tiene más que ver con limitaciones que con virtudes. Sea como fuere, lo cierto es que la profundización de la disciplina táctica y el mayor aprovechamiento de la capacidad física de los deportistas emparejan, muchas veces, en 90 minutos, al poderoso con el modesto.

En su preparación para afrontar la temporada 2008/2009, Independiente optó por partirse y dilapidar así un valioso tiempo de labor conjunta. La mayoría del plantel y parte del cuerpo técnico viajaron a Estados Unidos, para enfrentar al Columbus Crew y al Silverbacks, y Canadá, para medirse ante el Toronto FC, mientras que Claudio Borghi y un puñado de futbolistas se quedaron en Argentina. Esta situación se propició a partir de la fobia a volar del entrenador y la necesidad institucional de recaudar dinero para afrontar sus obligaciones y concretar la reforma integral del estadio, que se iba a financiar con la millonaria venta de Sergio Agüero y cuyo costo ya dobla lo presupuestado originalmente, por lo que a la salida del Kun se agregaron las de Oscar Ustari y Germán Denis.

Recién el 22 de junio, a sólo dos semanas del inicio del Apertura, el conjunto de Avellaneda trabajará con su cuerpo técnico y plantel en pleno. Es decir que Borghi dispondrá, por ejemplo, solamente de 15 días para transmitirles a los incorporados Emanuel Centurión y Lionel Ríos, actualmente en la gira por Norteamérica, su idea de juego y lo que pretende ellos. El Rojo, como ha ocurrido en los últimos años, no dispone de un material que lo convierta en uno de los más firmes candidatos al título –pese a que, de todos modos, será su meta- y su organigrama de preparación no hace más que reforzar esa presunción.

Por su parte, Boca realizará un recorrido a todas luces extenuante. Se encuentra en Estados Unidos, donde trabajará hasta el 25, día que partirá rumbo a Europa. La primera escala será Grecia, para enfrentar al Olympiakos; luego viajará a Hungría, donde todavía no tiene un rival definido; posteriormente se medirá en Bélgica al Anderlecht y cerrará su periplo el 2 de agosto -apenas una semana antes del arranque del campeonato- cuando en España disputé su último amistoso, ante el Atlético de Madrid. Pero no todo terminará ahí. Tras su debut en el Apertura frente a Gimnasia y Esgrima de Jujuy, pospondrá su partido de la segunda fecha ante Newell´s para volver a tierras ibéricas y vérselas ante el Barcelona, por la Copa Joan Gamper. El conjunto dirigido por Carlos Ischia cuenta con muy importantes jugadores para el medio local y tiene una fuerte entidad de equipo por un recambio gradual y no traumático, pero el desgaste de tantos viajes es una amenaza concreta para sus aspiraciones en el segundo semestre de 2008.

Totalmente opuesta es la apuesta de River. A instancias de Diego Simeone, la dirigencia, de seguro la más criticable del fútbol argentino, accedió a cancelar una gira programada para que el equipo se recluya en la tranquilidad de Punta del Este en julio, en un complejo con todas las comodidades. Luego del trabajo con claro acento en el aspecto físico realizado en Uruguay, el Millonario afinará la parte futbolística con tres amistosos, en Mendoza, Tucumán y el Monumental. Este plan le dará una ventaja sobre Independiente y Boca, aunque los inacabables problemas institucionales y el aprieto financiero que le impide al entrenador armar el plantel que desea terminen, probablemente, por actuar de contrapeso.

Las pretemporadas son un factor decisivo en tanto que aportan la base física para todo el año y permiten mecanizar aspectos tácticos centrales. En Argentina los certámenes de apenas 19 fechas las vuelven aún más decisivas, ya que utilizar los primeros cuatro o cinco partidos para acomodar el equipo significa relegar aspiraciones de vuelta olímpica. Es fundamentalmente por esta mala organización de nuestro fútbol que las giras, que deberían ser un motivo de orgullo, se vuelven un inconveniente. Independiente, sobre todo, y Boca afrontarán el próximo torneo con una preparación que no es la más conveniente en función del objetivo que seguramente ambos se habrán planteado: quedarse con el Apertura 2008.
(Foto: Larazon.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 7 de julio de 2008

Fútbol sin retenciones

El fútbol argentino es, eminentemente, exportador de jugadores. Desde los equipos más poderosos de las principales ligas hasta impronunciables clubes de exóticos campeonatos cuentan con futbolistas nacidos y formados en Argentina. El imparable éxodo tiene como uno de sus aspectos negativos centrales la dificultad para lograr mecánicas de equipo producto del constante recambio, lo cual genera la consiguiente pobreza -a veces franciscana- de los torneos domésticos. La emoción que pueden generar por su paridad los breves Apertura y Clausura de 19 fechas no tiene nada que ver con la jerarquía, que por escasa suele dar lugar a desmedidos elogios ante algo medianamente bueno. Sin embargo, la ida masiva encuentra una arista positiva al fomentar el impresionante e inagotable surgimiento de nuevos valores, de modo tal que un extraordinario jugador no condena a otro a las sombras, como ocurrió hasta fines de la década del 70, sino que la rápida venta libera el terreno para quien viene detrás y así se encadena el mecanismo de constante aparición de jugadores.

Cierto es que llegan aquí futbolistas de otros países latinoamericanos, pero esto no trasforma al medio local en receptor, sino apenas en escala al actuar el campeonato argentino como un trampolín para el posterior salto a Europa. De todas maneras, los muy buenos aportes de colombianos, uruguayos, chilenos y paraguayos para los equipos nacionales disminuyeron considerablemente a partir de que éstos han comenzado a llegar al Viejo Mundo sin necesidad de previo paso por Argentina.

Entre los muchos que partieron tras la finalización del Clausura ganado por River se encuentran los goleadores de los dos torneos de la temporada 2007/2008. Germán Denis, máximo anotador del Apertura con 18 gritos, dejó Independiente para emigrar al Napoli de Italia y Darío Cvitanich, top scorer del Clausura con 13 conquistas, llegó a Holanda para sumarse al Ajax desde Banfield. Sus casos encuentran amplios precedentes. De los últimos 15 artilleros de los certámenes locales sólo juegan en el país Martín Cardetti, Andrés Silvera, Rodrigo Palacio y Martín Palermo. En los casos del Chapulín y el Cuqui vale recordar que partieron tras haberse consagrado goleadores para regresar luego al país, lo que evidencia que ese logro significa el cheek-in para embarcarse al fútbol mejor rentado.

Denis y Cvitanich lograron un progreso deportivo y económico. Pero no siempre es así. Son muchas las ocasiones en las cuales jóvenes futbolistas optan por el dinero que, bien administrado, pueda significarles una vida absolutamente tranquila en el plano material. Claro que esto no es condenable, sobre todo en los casos de quienes se desempeñan en clubes modestos y son conscientes de que sus cualidades no les permitirán alcanzar las grandes marquesinas. Quizá sí sea más difícil comprender cuando talentosas y bien remuneradas figuras de clubes importantes no aguardan por un crecimiento integral, sino que optan por emigrar a sitios que garantizan en partes iguales millones de dólares y un ostracismo futbolístico; además del hecho de tener que vivir en ciudades social y culturalmente muy alejadas de lo que les es habitual. Los casos más notables fueron los de Fernando Cavenaghi y Mauro Zárate al partir rumbo a Rusia y Qatar, respectivamente.

La estructura económica de los clubes argentinos cuya razón de ser es el fútbol profesional tiene como principales fuentes de ingresos la venta de jugadores y los derechos de televización. En realidad, la entrada fundamental es la liquidación de futbolistas, ya que la otra es muy escasa en relación a la enorme ganancia que le significan a la empresa dueña del negocio. Lo cierto es que factores económicos propios de la región, una AFA que entregó todo a cambio de casi nada, la proliferación de intermediarios y representantes, las malas administraciones de los clubes y la mentalidad de mercado que hace a los chicos de las inferiores soñar con jugar en Europa antes que en la primera de sus clubes son los más notables componentes de esta fuga de piernas que disminuye las posibilidades de una competencia interna de calidad.
(Foto: Ajax.nl)

Patricio Insua