lunes, 30 de junio de 2008

España campeón de un gran certamen

Ahuyentó sus propios fantasmas, archivó muchas frustraciones y fue La Furia para quedarse con la Euro 2008. España tendrá, a partir de ahora, su festejo continental en colores, ya que la única consagración databa de 1964, cuando como organizadora del certamen alzó la copa tras vencer en la final a la Unión Soviética en el madrileño Santiago Bernabeú.

Esta vez el marco lo dio el Ernst Happel Stadion de Viena y el rival fue la siempre temible Alemania. La victoria, trabajada y merecida, se consumó con un gol de gran factura anotado por Fernando Torres, hombre del Liverpool inglés. El conjunto dirigido por el septuagenario Luis Aragonés (quien continuará su carrera como DT en el Fenerbahce, de Turquía) sintió la presión alemana en los primeros minutos, pero luego ecaminó el encuentro a partir de ganar la mitad de la cancha con Senna, Iniesta y Xavi. Abajo en el marcador, en el complemento los germanos volvieron a mostrar un arranque pretencioso, pero otra vez ese juego se diluyó ante la seguridad de un rival envalentonado, que incluso hasta pudo haber conseguido otro gol.

España es un justo y muy buen campeón. Disputó un gran torneo al exhibir un juego audaz y rápido; asumió riesgos apoyado siempre en una buena defensa. Los campeones anotaron 12 goles y apenas recibieron 3, con la particularidad de que ninguno de ellos le fue convertido en instancias de eliminación directa. Las victorias 4 a 1 ante Rusia, 2 a 1 frente a Suecia y también 2 a 1 ante Grecia, campeón defensor, lo colocaron en el primer lugar del Grupo D. Posteriormente, en cuartos igualó sin goles ante Italia para imponerse por penales y romper así una racha por demás negativa: no sólo jamás había pasado una serie en definición desde los doce pasos, sino que ningún arquero español había detenido un tiro en esas instancias. El capitán Iker Casillas sí lo logró y sacó pasaje a las semifinales, donde volvieron a toparse con Rusia; y nuevamente fue goleada, esta vez 3 a 0. La final, lo dicho, fue victoria 1 a 0 ante Alemania.

Esta 13º edición de la Eurocopa, disputada en Austria y Suiza, ratificó que organizativa y comercialmente el certamen está a la altura de un Mundial. Si se aleja por un momento la mirada del juego y se pone atención en el armado de un partido y un torneo como un espectáculo –y claro que no está mal que así sea- saltan a la vista los modernos estadios, repletos por el color de los hinchas de cada una de sus selecciones, los amplios parques y las gigantescas pantallas para que sigan los encuentros aquellos que no disponían de entradas, un sitio web fabuloso en cuanto a la información disponible y un lugar central en los medios deportivos de todo el mundo.

Buscar el equivalente de la Euro en nuestras latitudes nos lleva, lógicamente, a pensar en la Copa América. Pero lo cierto es que nada tiene que ver un campeonato con el otro. Si bien hubo buenos y malos torneos en cuanto a su nivel futbolístico tanto en Europa como en Sudamérica, ocurre que mientras que los europeos supieron cuidar y hacer crecer su certamen, todo lo contrario ocurrió aquí, donde, por caso, la competencia ni siquiera tiene una periodicidad fija y son habituales invitados Estados Unidos y México. Estas presencias pueden ser aceptadas como algo normal, si se tiene en cuanta que alguna vez la Copa América la jugó... Japón! Esto, entre muchas otras cosas, llevó a que en las últimas ediciones haya sido común la ausencia de destacados futbolistas a nivel mundial (fundamentalmente brasileros y argentinos), lo que evidencia un campeonato en franca decadencia.

La Confederación Sudamericana de Fútbol descuidó el prestigio del torneo de selecciones más antiguo del planeta, mientras que la UEFA ha pulido de forma impecable la Euro. En esta edición, a diferencia de la anterior ganada por Grecia, el nivel futbolístico fue muy bueno, con dos finalistas de talla, con conjuntos que mostraron un gran juego pese a su temprana eliminación, como Holanda y Portugal, con la grata revelación que significó la Rusia de ese gran técnico que es Guus Hiddink, con las emociones que brindó el representativo turco y con algunas pizcas de Italia y Croacia. A esa buena materia prima se le añadió la prolija organización y la gran puesta en escena, marcas registradas del fútbol europeo, para dar por resultado una gran Eurocopa.
(Foto: Marca.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

viernes, 27 de junio de 2008

Un año más de una leyenda del fútbol

El 26 de junio, el excelso defensor italiano Paolo Maldini cumplió 40 años y se conoció la noticia de la renovación de su vínculo con el Milan por una temporada más, para que la carrera como profesional de este extraordinario jugador llegue a los 24 años de continuidad en uno de los equipos más grandes del mundo.

Maldini debutó en el Calcio con apenas 16 años, el 20 de enero de 1985, en el empate 1 a 1 entre Udinese y Milan. Ese fue el primero de sus 618 partidos en la Serie A del fútbol italiano. Pero sus participaciones en el conjunto rossonero, el equipo de toda su vida, superan las 880 al computar los más de 70 cotejos disputados por Copa Italia, los 145 por Champions Legue, y los más de 25 por distintos certámenes internacionales. Con el club milanés obtuvo la friolera de 26 títulos: 7 Scudettos, 1 Copa de Italia, 5 Supercopas italianas, 5 Copas de Europa (disputó 8 finales de este certamen, sólo igualado por otra leyenda, Gento, del Real Madrid), 5 Supercopas europeas, 2 Copas Intercontinentales y 1 Mundial de Clubes.

Con la selección de su país disputó 126 encuentros, lo que lo coloca en el tope de presencias en la nazionale. Es, también, quien más veces lució la cinta de capitán: lo hizo en 74 ocasiones. Con la Azzurra disputó las Copas del Mundo de Italia 1990, Estados Unidos 1994, Francia 1998 y Corea-Japón 2002, para sumar un total de 23 cotejos mundialistas. En cada uno de esos partidos fue colocado como titular y jamás fue reemplazado, lo que le permitió tener el récord de 2.217 minutos jugados en la máxima cita del fútbol mundial. En sus dos primeros mundiales, en los cuales alcanzó las semifinales y la final, respectivamente, fue elegido como integrante del equipo ideal. También fue uno de los mejores once en las Eurocopas Alemania 1988, Inglaterra 1996 y Holanda-Bélgica 2000.

Así, el eterno Paolo Maldini ha superado el millar partidos en la cresta del Planeta Fútbol, ya que jugar para el Milan o la selección italiana implica –siempre- estar en el centro de la escena futbolística. De los 1.009 partidos jugados, más de 900 los disputó completos, sólo en poco más de 20 oportunidades no fue titular y apenas dos veces vio la tarjeta roja. En los comienzos de su carrera se enfrentó con el mejor de todos, Diego Maradona, y con estrellas como Michel Platini, Lothar Matthäus, Zinedine Zidane y Gabriel Batistuta, y fue compañero de otras como Marco van Basten, Ruud Gullit y Franco Baressi. Hoy, rivales como pueden serlo en el contexto europeo Lionel Messi, Ronaldinho y Cristiano Ronaldo, o compañeros de plantel como Alexandre Pato, Daniele Bonera y Kaká eran apenas niños o ni siquiera habían nacido cuando Maldini ya despuntaba en el Giuseppe Meazza.

Los números, la vigencia (fue elegido el mejor defensor de la edición 2007 de la Champions) y lo extenso de su trayectoria siempre en el primer plano mundial son, en sí mismos, elementos que dimensionan su categoría. Quien es, seguramente, uno de los mejores defensores de la historia del fútbol mundial y, tal vez, el mejor en su puesto natural de lateral izquierdo logró su permanencia gracias a ser un auténtico fuoriclasse. Elegante en cada uno de sus movimientos, se caracterizó por ser un tiempista en la marca, un experto en quitarle la pelota al rival para luego manejarla con una ductilidad y una sensibilidad envidiables. Se constituyó en un creativo desde la última línea de sus equipos. Y así seguirá siendo, ya que Paolo Maldini decidió agigantar su leyenda aún más con otra temporada en la elite futbolística.
(Foto: Es.eurosport.yahoo.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 23 de junio de 2008

A contramano de la historia

Desde la consolidación del negocio de la televisación del fútbol, allá por fines de los 80 y principios de los 90, Independiente y Racing fueron los dos equipos que protagonizaron la más marcada caída respecto del lugar que se ganaron en la historia del fútbol argentino. Claro que no todo fue culpa del monstruo del monopolio mediático, sino que una explicación principal se encuentra también en inescrupulosos dirigentes, entregadores del patrimonio de estos grandes. Entonces, si bien en los últimos años han tenido momentos de gloria, lo que predominó fueron las malas campañas y los trastornos institucionales.

En este contexto se inscribe y comprende el gran festejo de los hinchas de Independiente en la última fecha de torneo Clausura 2008. ¿Salió campeón el Rojo? Nada de eso. El equipo que esta temporada comenzó siendo dirigido por Pedro Troglio, continuó con Miguel Ángel Santoro y concluyó con Claudio Borghi simplemente logró clasificarse a la modesta Copa Sudamericana al empatarle agónicamente a Arsenal de Sarandi (último campeón de ese certamen continental) con un gol fortuito de Carlos Matheu. Es decir que el máximo ganador de la Copa Libertadores de América celebró vigorosamente el ingreso a un campeonato internacional al cual River y Boca son invitados; y en el caso de los xeneixes más pareciera que la juegan por obligación que por invitación.

En la vereda de enfrente, la cuestión es clara y evidentemente peor. Racing, finalmente, no pudo evitar su destino y jugará la Promoción. En un mano a mano ante Colón, para determinar quién pasaría una semana en ese Purgatorio de dos partidos, la Academia cayó y, de yapa, quedó enterrado en la última posición del Clausura. Ahora, primero en el estadio mundialista del paraje Chateau Carreras de Córdoba y luego en el Presidente Perón de Avellaneda, jugará por mantener la categoría o sufrir el segundo descenso de su historia. Así, próximamente el festejo enloquecido de Racing podrá ser no por un campeonato, ni siquiera por ingresar en la Copa Sudamericana, sino por evitar jugar la próxima temporada en la segunda categoría del fútbol argentino. El rival será Belgrano, experimentado en este tipo de partidos, ya que jugó la Promoción en tres oportunidades, dos para mantener la categoría y otra para ascender, y siempre salió victorioso. En tanto, Juan Manuel Llop, DT de Racing, la perdió un año atrás, cuando dirigía a Godoy Cruz de Mendoza.

Independiente y Racing están a contramano de su historia. Aunque la actualidad también es un elemento de la historia. Los seguidores de Independiente gozan el modesto logro de disputar la Sudamericana, mientras que institucionalmente aguardan por saber cuándo finalizará la reconstrucción de su estadio, prometida desde la dirigencia con los más de 20 millones de dólares ingresados por la venta de Sergio Agüero; aunque después se necesitó la ida de Oscar Ustari y ahora la de Germán Denis. Por el lado de Racing, la crisis deportiva e institucional lleva más años y es mucho más profunda que la de sus vecinos: deberán jugar la Promoción y destrabar la situación de la conducción del club. Esto último gira entorno al entramado que significó Blanquiceleste S.A., que durante 7 años se estima hizo buenos negocios empresariales sin que la ganancia se traslade a la asociación civil. Sin embrago, la Justicia, a través del magistrado Enrique Gorestegui (cuya tarea fue muy cuestionada en la quiebra del club), recién ahora vio el problema. Este es el presente de Independiente y Racing, dos grandes jaqueados por el negocio y sus propios desatinos.
(Foto: Lagaceta.com.ar - DyN)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 19 de junio de 2008

Argentina con algunas luces y más sombras

En los cuatro encuentros que disputó en los últimos 15 días, la selección mostró algunos aspectos favorables, pero, con más fuerza, volvió a exhibir una cara preocupante. Disputó un muy buen partido ante México y uno aceptable, discreto, ante Brasil. En tanto, los rendimientos ante Estados Unidos y Ecuador evidenciaron la mala utilización de los talentos de los que se dispone al no poder conjugarlos en un equipo compacto y con una identidad definida, en lugar del heterogéneo apilado de identidades propias. Recapitulemos en una crónica, brevemente, qué fue lo que ocurrió en cada partido.

Ante México, el 5 de junio, Argentina presentó una línea de tres con Nicolás Burdisso, Martín Demichelis y Fabricio Coloccini, mientras que Messi jugó libre por detrás de la dupla de ataque compuesta por Sergio Agüero y Julio Cruz. Esa victoria 4 a 1 en el Qualcomm Stadium de San Diego, Estados Unidos, exhibió el juego más vertical y veloz de lo que lleva esta segunda era de Alfio Basile como seleccionador nacional, lo que generó, a partir del cambio de esquema y de funcionamiento, una renovada ilusión. Apenas tres días más tarde, en Nueva Jersey, el dueño de casa plantó un armado destinado a neutralizar al rival y lo consiguió, en buena medida gracias a la falta de respuestas colectivas del equipo de Basile; fue 0 a 0. Algo de esto se repitió el día 15, al disputarse el primer choque por la tercera manga de la Eliminatoria mundialista. Argentina enfrentó en el Monumental a Ecuador y estuvo a 30 segundos de una derrota histórica (terminó 1 a 1) al reiterarse la ausencia de un esquema táctico que actúe como sostén y primar un juego laxo, sin verticalidad ni dinámica, con nula búsqueda de forzar el error del rival para generar peligro y aguardando, en cambio, que se abran los espacios por decantación para llegar así al gol. La última escala fue, 72 horas más tarde, en Belo Horizonte, donde Argentina jugó un partido aceptable si se toma como parámetro que en un partido no es necesario ser el mejor del mundo, sino simplemente más que el rival. De todos modos, ante un muy flojo Brasil, quedó la sensación de que se atacó muy poco, de que faltó audacia para ir a buscar con decisión y protagonismo y así quebrar el 0 a 0 final.

El recorrido cronológico evidencia que las gratas novedades implementadas ante México terminaron por diluirse en los dos partidos siguientes en ese juego lateral, insípido, y falto de sorpresa y orden táctico que ha sido característico en ese ciclo. La ausencia de espíritu de equipo no tiene que ver con la falta de solidaridad entre los protagonistas –algo que no sucede-, sino que se remite a la falta de un trabajo táctico que equilibre, prevea variantes, establezca sociedades (sí es de celebrarse la de Javier Mascherano y Fernando Gago en el Mineirao) y cohesione las capacidades individuales. Esta selección está basada, exclusivamente, en las capacidades particulares de cada integrante y así no hay equipo posible.

Al margen del juego, se impone una digresión referida a la conducta de Basile, ya que incurrió en un hecho repudiable. Su imagen insultando a Isaac Mina, lateral izquierdo de Ecuador, cuando el equipo dirigido por Sixto Vizuete se imponía 1 a 0, es uno de los comportamientos más patéticos que se recuerden en la selección en los últimos años. Ese proceder por parte de quien debe conducir es una síntesis que habla por sí misma.

Los dos puntos obtenidos de los últimos 9 en juego por las Eliminatorias no implican un problema, ya que con este formato para el camino mundialista se da por descontado que Argentina sumará lo necesario para estar en Sudáfrica 2010. El inconveniente principal radica en la reiteración de errores y carencias, que a la hora de enfrentar a selecciones poderosas suelen acarrear derrotas. Desde que reasumió la conducción del seleccionado, Basile tuvo cinco enfrentamientos ante habitantes del primer mundo futbolístico y sólo le ganó a Francia, 1 a 0, en Saint Denis en febrero de 2007; el resto fueron dos derrotas (3 a 0) y este reciente empate ante Brasil y caída (2 a 1) frente a España.

La selección argentina cuanta con los futbolistas necesarios para armar un plantel de lujo, quizá el mejor del mundo a la hora de juntar 25 o 30 jugadores. En ese contexto se cuenta con una de las máximas estrellas mundiales, Lionel Messi, y dos talentos reconocidos ya en las ligas más prestigiosas de Europa, Carlos Tévez y Sergio Agüero. Sien embargo, a la hora de buscar un jugador símbolo, al momento de designar un abanderado futbolístico, el elegido es Juan Román Riquelme. Entonces la selección se arma, se amolda, entorno al número 10 de Boca y el equipo nacional es muy grande y dispone de demasiados muy buenos recursos como para hacerlo girar en un romancentrismo.

Entre 1990 y 1994 Basile fue el hacedor y conductor de un equipo nacional que ganaba a partir de un muy buen juego, ofensivo, con dvértigo y personalidad. El Mundial de Estados Unidos fue una frustración más, pero las circunstancias entorno al doping positivo de Diego Maradona generaron una situación muy particular como para englobarla en un análisis general. Lo cierto es que poco tiene que ver aquella selección con esta, pese a que el DT es el mismo. Al parecer, la evolución (para bien o para mal, consideración propia de cada uno) del juego y las realidades organizativas imperantes no han sido interpretadas correctamente por el seleccionador nacional y por eso hoy el equipo expone a cuentagotas la potencialidad de la que dispone.
(Foto: Clarin.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

sábado, 14 de junio de 2008

El naranja de moda en Europa

Las dos primeras presentaciones de Holanda en la Eurocopa 2008 convirtieron al seleccionado dirigido por Marco van Basten en la sensación del certamen. Tres goles a Italia, campeón del mundo, en el debut y cuatro a Francia, víctima de la Azzurra en aquella final, evidenciaron el poderío de un equipo rápido, preciso y equilibrado. Prolijidad y criterio en la marca, un medio campo con quite y juego en transiciones muy veloces y una potencia goleadora temible han caracterizado a esta Holanda que combina efectividad con un juego vistoso y atractivo.

A propósito, italianos y franceses, ambos con un punto en dos partidos disputados, volverán a verse las caras, pero no para determinar al campeón del mundo, como aquel 9 de julio de 2006 en el Olympiastadion de Berlin, sino que ahora dirimirán un premio mucho más modesto, el de intentar avanzar a la segunda fase de la Euro. Para que eso ocurra al vencedor no le alcanzará sólo con los tres puntos, sino que deberá aguardar que Rumania no le gane a Holanda. Vale recordar que estas dos selecciones compartieron el grupo clasificatorio, instancia en la cual empataron sin goles en Rotterdam y vencieron por la mínima los locales en Constanza; finalmente Rumania terminó primero en el grupo, tres puntos por delante de Holanda.

El conjunto holandés mostró en el contragolpe su arma predilecta y más efectivsa. El segundo gol a Italia, concretado por Wesley Sneijer, y el segundo a Italia, anotado por Robie van Persie, son, aunque no las únicas, las dos mejores muestras del despliegue vertical y dinámico para generar un ataque furioso partiendo de una situación defensiva.

El gran ataque no desnuda un esquema defensivo con carencias, sino que Holanda se ha mostrado como un equipo compensado. El veterano Edwin van der Sar se comportó como una garantía bajo los tres palos, Khalid Boulahrouz y Joris Mathijsen sufrieron ante Italia pero constituyen un sólida zaga central, en tanto que Giovanni van Bronckhorst y André Ooijer aportan marca prolija y salida rápida. De la mitad hacia adelante, Orlando Engelaar y Nidel de Jong son los volantes mixtos que acaparan el mediocampo para darles libertad a los talentosos Wesley Sneijer y Rafael van der Vaart, proveedores de una temible dupla de ataque conformada por Dirk Kuyt y Ruud van Nistelrooy. Es a partir del gran rendimiento de esta formación que se explica que jugadores de la categoría de Robie van Persie y Arjen Robben deban esperar en el banco de suplentes.

Fue Van Basten quien inició el camino a este presente antes del Mundial de Alemania 2006. En ese período buscó amalgamar a figuras consagradas con jóvenes que surgían con gran potencia. No tuvieron, seguramente, el Mundial que imaginaban, pero sabían, al mismo tiempo, que se trata de una etapa en un proyecto a más largo plazo. En esta versión 2008 Van der Sar, Mathijsen, Engelaar y Van Nistelrooy cuentan con dilatadas trayectorias, mientras que el resto son jóvenes que se han fogueado en su selección y en importantes equipos europeos. Se verá en el futuro cómo continuará este proceso sin Van Basten, ya que tras el final de la Euro dejará su cargo para dirigir al Ajax.

Un estilo definido a caracterizado al fútbol holandés, teniendo su máxima expresión en el Mundial de Alemania 1974 con el fútbol total de la naranja mecánica ideada por Rinus Michels y ejecutada por un equipo de lujo con Johan Cruyff como abanderado. Fue un equipo que quedó en la historia pese a no haber sido campeón, algo que tampoco lograría cuatro años más tarde al ser derrotado en la final por Argentina. Llegará el Mundial en que se corone en la cima del Planeta Fútbol y será un premio justo para un fútbol que lo merece. Por lo pronto, Holanda deslumbra en la Euro 2008. El transcurso de la competencia determinará si podrá levantar la ansiada copa, la misma que alzó Ruud Gullit en 1988, en Alemania, y que tuvo como excepcional protagonista –y goleador del certamen- a Marco van Basten, uno de los más finos delanteros de las últimas décadas y hoy conductor de este muy buen seleccionado holandés.
(Foto: Euro2008.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

lunes, 9 de junio de 2008

En un fútbol histérico, River es otra vez campeón

Tras cuatro años de sequía de campeonatos, River se consagró en el torneo Clausura 2008. Lo hizo con Diego Simeone como entrenador. El cortoplacismo y la vorágine que constituyen la histeria de nuestro fútbol ven al ex capitán de la selección argentina obtener un nuevo título local cuando debería estar por finalizar su vínculo con Estudiantes, con quien ganó el Apertura 2006 y contra quien luchó por esta conquista.

Hace un mes, River era un tembladeral. Un borrascoso frente se había instalado con la crónica crisis institucional, con la fatídica eliminación de la Copa Libertadores a manos de San Lorenzo, con la furia de los hincha al siguiente fin de semana expresada -luego de haber recibido al equipo con maíz- a puro insulto al finalizar el primer tiempo ante Gimnasia, con los rumores de divisiones internas en el plantel con Ortega como principal protagonistas y con las polvaredas que levantaron las declaraciones de Oscar Ahumada y Juan Pablo Carrizo. Hoy, con aquello a la vuelta de la esquina, River parece ser Aruba, para tomar palabras de su presidente, José María Aguilar.

En plena crisis de River, el contrapunto era Boca, que disfrutaba de todos los elogios. Una gran actuación colectiva y una formidable producción individual de Martín Palermo le habían permitido avanzar a las semifinales de la Libertadores tras vencer 3 a 0 en el estadio Jalisco de Guadalajara al Atlas, al tiempo que se mantenía con muy buenas aspiraciones en el plano doméstico. Pero ahora, sin títulos y con rumores de divisiones internas con Juan Román Riquelme en el centro de la escena, los xeneixes son los que aparecen en crisis. Todo cambia demasiado rápido.

Este campeonato, por lo ya citado, seguramente fue especial para Simeone, tal vez por eso en el festejo se lo vio tomándose los genitales, en una conducta impropia, que nunca mostró en sus tiempos de jugador y menos tendría que tener ahora que es el conductor de un grupo. Sin contabilizar su interinato en Racing, sus llegadas a Estudiantes y River fueron a pleno éxito, ya que tanto en la Plata como en Núñez fue campeón en el primer certamen que disputó. En River mostró, seguramente producto de las presiones, un versión enloquecida de sí mismo en cada partido, algo que no había ocurrido en el Pincha.

Esta vez, sin lograr constituir en un gran equipo, sí uno bueno, Simeone plantó a lo largo del torneo un conjunto con una decidida vocación ofensiva y que supo hacerse fuerte en el Monumental, donde sólo cedió 2 puntos de los 30 que disputó. Fue un acierto suyo no haber descuidado el torneo local mientras tuvo doble competencia, lo mismo que haber asumido riesgos en momentos de quiebre. Así, en parte, logró imponer su impronta en el juego colectivo del equipo. El primer gol ante Olimpo, el que comenzó a abrir el camino hacia la consagración, llegó por una jugada diagrama en el laboratorio del Cholo y materializada por Diego Buonanotte, que más tarde completó su doblete. Habrá que ver cuánto tardará la dirigencia millonaria en rematar a su nueva joya, quien junto con Ahumada, Abelairas y Carrizo integró el cuarteto de figuras del campeón.

El tan esperado título le trae tranquilidad a la institución. Sabido es que socios y simpatizantes reclaman, en la gran mayoría de los casos, cuando los resultados deportivos no llegan. Esto dista demasiado de lo ideal, pero encuentra su lógica en el hecho de que los clubes del fútbol argentino tienen su razón de ser en el fútbol profesional. Entonces cuando los resultado acompañan, el análisis es que las cosas están bien, sin importar si en realidad no lo están o si podrían estar mucho mejor. En el caso de River, el título será utilizado por la CD liderada por Aguilar con la misma conducta que tuvo desde que asumió la conducción del club.

Establecer proyectos a largo plazo parece ser una quimera en los equipos con mayor convocatoria. Para los entrenadores de estos equipos ya no alcanza con el trabajo táctico y estratégico con ajustes finos en cada entrenamiento, sino que ahora se requiere una habilidad extra, que Simeone la tuvo, y es la de saber condensar todos esos conceptos en un período breve que permita sobrevivir en un medio voraz.
(Foto: Noticiasnet.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 5 de junio de 2008

Aun eliminado, Boca es la chapa argentina

En una de las tantas cálidas noches cariocas, Boca vio desvanecerse, en el mítico Maracaná, su ambición de acceder a una nueva final de la Copa Libertadores, la que hubiera sido la sexta en 9 años. Aunque en muchos casos el merecimiento es algo que se desdeña en el mundo del fútbol, el equipo de la Ribera fue, a lo largo de la serie semifinal, claramente más que su rival, Fluminense. El 2 a 2 de la ida fue tan mentiroso como el 3 a 1 de la vuelta. La fortuna y la puntera no estuvieron, en esta ocasión, del lado xeneixe.

En Río de Janeiro, los de Carlos Ischia se plantaron con la misma autoridad, solvencia y buen juego que le posibilitaron los regresos con clasificación de Bello Horizonte, tras derrotar a Cruzeiro 2 a 1 en octavos de final, y de Guadalajara, luego de apabullar al Atlas 3 a 0 en cuartos. Así, los más de 90.000 torcedores que pusieron un estruendoso marco no amedrentaron a un conjunto que sabía perfectamente qué era lo que quería y cómo debía hacerlo. Pero el fútbol, y tal vez eso sea lo que lo hace tan apasionante, permite que el que mejor hace las cosas no sea siempre el que se quede con el premio final.

Buscar explicaciones a la eliminación de Boca no es sencillo, por la superioridad que mostró, pero bien pueden señalarse la sanción que lo obligó a dejar su estadio, los yerros en la definición en Brasil y la ausencia de su arquero titular: Migliore sufrió un gol-blooper en el primer partido y en el segundo no tuvo reacción en el empate del Flu, el tiro libre de Washington. La supuesta diferencia entre miembros del plantel no pareció influir, ya que se vio a todos los jugadores solidarios entre si y sin escatimar esfuerzos. En relación a ese malestar que tendría a Juan Román Riquelme como centro, llamó la atención que en la arenga del entretiempo el Nº 10 se mantenga al margen, preocupado por sus botines, y que al finalizar el partido se haya ido rápidamente, sin juntarse en el centro de la cancha con sus compañeros para saludar a los hinchas que viajaron hasta Río de Janeiro.

La Copa Libertadores tuvo presencia argentina en 17 finales consecutivas. Fue entre 1963 y 1979, cuando, con diverso desenlace, estuvieron en la definición del más prestigioso certamen sudamericano Independiente (6 veces), Boca (4), Estudiantes (4), River (2) y Racing (1). Sin embrago, en la última década, la representación nacional en la definición de la Libertadores se volvió patrimonio exclusivo de Boca, convirtiéndose así en la chapa argentina en dicha competición. Se trata de un conjunto que marcó una era con victorias épicas, haciendo pata ancha en los escenarios más complicados y ante las circunstancias más adversas.

Por caso, River, el otro gigante de la Argentina y rival histórico de Boca, en los últimos 10 años solamente pudo alcanzar las semifinales, en dos ocasiones. En 2004, con un Monumental exclusivo para hinchas locales, cayó precisamente ante Boca; mientras que un año más tarde fue ampliamente superado por San Pablo, que lo venció en Núñez y en Brasil. Acostumbrado a justificar lo injustificable, su presidente, José María Aguilar, aseguró recientemente que el campeonato local es más importante que la Libertadores, cuando es sabido que la obsesión de los hinchas millonarios pasa por la consagración en el plano internacional.

Aunque con injusticia desde los merecimientos, esta vez Boca vio fustrado su sueño de una nueva consagración copera. En esta edición, por virtudes propias y categoría de los rivales, jugó incluso mejor que en 2007, cuando alzó el trofeo. Expuso, nuevamente, el temperamento que lo colocó en un lugar privilegiado de la historia futbolística. Por una cuestión cronológica, esa dinastía iniciada en 1998 transita sus últimos pasos con Riquelme, Palermo, Ibarra y Battaglia, miembros de la armada original. Aunque esta vez sin la gloria de un título, Boca mostró las credenciales que le han otorgado un lugar en la posteridad de los memoriosos del fútbol.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com