domingo, 30 de julio de 2006

Buenos y malos negocios

La novela para determinar cuándo Alfio Basile asumirá como nuevo entrenador de la selección argentina generó en Boca una rápida carrera para encontrar al nuevo entrenador. En este contexto, sin saber quien será el DT a una semana del inicio del nuevo campeonato, el conjunto de la rivera baraja la posibilidad de pedir la postergación de su encuentro ante Banfield por la primera fecha del Apertura. Si esto ocurre así, tal vez sea justo para los Xeneixes, ya que la AFA eligió a su técnico para la selección, pero perjudica al equipo del sur. Hurgando en el pasado reciente se encuentra que este no sería el primer Boca-Banfield postergado, ya que en los últimos años el conjunto sureño accedió a otros pedidos de postergación por giras boquenses al exterior.

De un tiempo a esta parte se generó una muy buena relación entre Mauricio Macri, presidente de Boca, y Carlos Portell, titular de Banfield. Ese vínculo no produjo los mejores beneficios para el Taladro. La última prueba de esto es el pase de Jesús Dátolo. Boca tenía la necesidad de comprarlo, pero Banfield, de sana economía, no tenía apuro por venderlo y sin embargo el jugador emigró a cambio de 1 millón de dólares, pagaderos 400.000 en efectivo y el resto en 10 cómodas cuotas de 60.000 dólares cada una. Según Macri lo profesa cada vez que puede, Boca lleva 11 años consecutivos de superávit; sabiendo esto y que además necesitaban al jugador, Banfield lo vendió de la forma ya citada. Así, los dirigentes del Taladro no parecen haber actuado del modo más inteligente.

Parte de los integrantes del oficialismo en la CD de Banfield se habían quejado por lo que entendían como una mala venta de Daniel Bilos por parte de Boca al Saint Etienne de Francia, cuando ambos clubes eran socios por tener en partes iguales el pase del jugador. Pese a eso, un mes después volvieron a asociarse con Boca al vender un porcentaje de Dátolo. Aunque esta vez el Taladro tomó, seguramente por lo sucedido con Bilos, un recaudo a destacar: los derechos federativos quedan en su poder, por lo que en caso de aparecer una oferta será el club que lo formó el que tome la decisión de venderlo o no. Además el jugador no podrá enfrentar a Banfield por torneos locales ni internacionales, ya que los derechos federativos serán de Boca cuando abone otro millón de dólares por un restante 30 por ciento del pase (el otro 20 seguirá perteneciendo al club verde y blanco).

Banfield se ha transformado en un proveedor barato de buenos jugadores para Boca (Palacio, Bilos, Dátolo) y cada vez que los xeneixes necesitaron un favor, como la postergación de un partido, el conjunto sureño accedió. Hay una relación que le genera claros beneficios a Boca, pero no es evidente la ganancia de la otra parte, justamente la más modesta. Como un analogía de los tiempos que corren, se repite la circunstancia en la cual se beneficia claramente el poderoso, mientras que el modesto se conforma con una porción menor a la que tendría que aspirar. Es justo decir que tanto Macri como Portell tienen hoy a sus clubes ampliamente mejor que en el momento que accedieron a sus presidencias, pero cuando las cosas no se hacen todo lo bien que se puede –sobre todo en el caso de Banfield- no está de más el llamado de atención.
(Foto: Clarin.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

viernes, 28 de julio de 2006

Asumir la responsabilidad

En una de sus últimas declaraciones, Jorge Luis Burruchaga, flamante director técnico de Independiente, aseguró que su equipo no es candidato al título para el próximo torneo Apertura, y destacó que claramente por delante están Boca y River. Posteriormente, ante la consulta de cuál sería entonces el objetivo del Rojo, quien hace 20 años convirtió el que muy probablemente haya sido el gol más importante de la historia del fútbol argentino, se limitó a apuntar que "la intención es llegar lo más arriba posible", meta que obviamente comparten los 20 equipos que iniciarán el campeonato.

El DT conoce la riquísima historia del equipo que conduce y sabe que para el Apertura dispone de un muy buen plantel. ¿Por qué entones cuesta tanto hacerse cargo de ser candidato? Internamente seguro es que Burruchaga está convencido de que peleará el título, pero no lo dice, no quiere asumir públicamente ese peso, no quiere hacerse cargo.

Evidente es que Independiente, Racing y San Lorenzo se han distanciado en los últimos años mucho de River y Boca. Parece, además, que se han resignado a eso. Millonarios y Xeneixes ante cada nueva temporada inflan el pecho y proclaman que están obligados a ganar todo lo que juegan. En contrapunto, desde Independiente la respuesta es que, pese a los muy buenos refuerzos que incorporaron, no están para pelear un campeonato de 19 fechas. Declaraciones como la de Burruchaga evidentemente contribuyen a profundizar esa brecha que los separa hoy de River y Boca.

De todos modos, es justo señalar que lo que hoy dice el técnico de Independiente se ha vuelto moneda común en cada certamen. En los equipos y selecciones de peso, son cada vez menos los que asumen que el componente de historia y presente de la camiseta que representan les impone los objetivos reservados justamente a la elite que integran. Por cábala, por un intento de disminuir la presión o por otros motivos, lo cierto es que cuesta asumir públicamente una meta elevada y reconocer la "obligación" que se tiene de acuerdo al material del que se dispone.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 20 de julio de 2006

El peso de la historia

Si en los últimos 15 años hubo equipos difíciles de dirigir para los entrenadores, esos han sido Independiente, Racing y San Lorenzo. Por un cúmulo de indicadores, que podrían sintetizarse en su poder de convocatoria y la cantidad de campeonatos obtenidos, estos tres equipos adquirieron junto con Boca y River el reconocimiento de grandes. Ocurre que en los últimos tiempos la grandeza de estos clubes vive en las vitrinas que dan cuenta de un pasado glorioso y no en un presente auspicioso.

Los cinco grandes supieron coexistir durante décadas en un plano de igualdad. Pero lo cierto es que ese espacio hoy está vacío. Millonarios y Xeneixes se han elevado, mientras que Rojos, Académicos y Cuervos han caído. Aunque en realidad es muy probable que ese lugar antes ocupado por River, Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo esté habitado por un nuevo y único inquilino: Vélez. Con títulos, esfuerzo, trabajo y un proyecto integral, los de Liniers se han ubicado en los últimos años por detrás de River y Boca y por delante de Independiente, Racing y San Lorenzo.

Los seguidores de los tres grandes en decadencia, como es lógico, no se resignan a ceder el lugar que ocuparon junto a River y Boca. Quienes peinan canas o se pasan una mano por el cuero cabelludo desnudo añorando el peinado de ataño reclaman porque saben lo que fue estar en la cima. Los más jóvenes pueden no saber lo qué implicó la gesta de mayo de 1810 ni quiénes se enfrentaron en la batalla de Waterloo, pero con toda seguridad conocen la historia del equipo de sus amores. Propio del hincha, la pasión arrebata a la razón y la presión que baja de las tribunas se transforma muchas veces en un ingrediente más para el descalabro institucional. Lo cierto es que hay un reclamo de todas las generaciones por volver a compartir la mesa con River y Boca y no con Estudiantes, Newell`s, Banfield, Lanús o Gimnasia de La Plata como lo hacen hoy.

Malas e irresponsables administraciones de sus dirigentes y un giro mediático centrado en el usufructo de la demanda generada por River y Boca hicieron que los de Avellaneda y el del Bajo Flores pierdan su lugar. Construir siempre demanda más tiempo que destruir. Deberán entonces, para recuperar el sitio del que se precipitaron, encaminarse en un proyecto de trabajo con claras metas, subiendo de a un escalón por vez y al mismo tiempo seleccionar una estrategia adecuada para aprovechar el prestigio que aún mantienen sus colores.
(Foto: Fotobaires.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

martes, 18 de julio de 2006

Nueva sucursal en Europa

El Royal Sport Club Anderlecht de Bélgica parece haberse transformado en la nueva colonia argentina en el fútbol europeo. El primero en desembarcar en el conjunto de Bruselas fue Nicolás Frutos, cuando siendo el goleador del torneo argentino que disputaba con la casaca de Independiente armó las valijas para mudar sus gritos del otro lado del Atlántico. Hizo punta de playa, fue un buen embajador y allanó el camino para las posteriores contrataciones de los mediocampistas Lucas Biglia y Cristian Leiva y del defensor Nicolás Pareja.

El más argentino de los equipos europeos es seguramente el Inter, con Zanetti (capitán, ídolo y con 12 años en el club), Burdisso, Samuel, Cambiasso, Solari y hasta la finalizada temporada Kily González y Verón, este último de regreso en el país para jugar con la camiseta de Estudiantes. Pero el amor del mandamás del club milanés, Massimo Moratti, por los futbolistas sudamericanos no termina ahí, ya que cuenta además con los brasileños Adriano, César, Maicon, Maxwell y Julio Cesar (tercer arquero), el colombiano Iván Córdoba (llegó procedente de San Lorenzo en 2000), el chileno Pizarro y el oriental Recoba, principal mimado de Moratti.

En España, en tanto, la máxima representación argentina está en el Villarreal, muy bien posicionado en la Liga de las Estrellas en los últimos años y sensación de la reciente edición de la Champions League, en la cual llegó hasta las semifinales. En el Submarino Amarillo militan Barbosa, Gonzalo Rodríguez, Arruabarrena, Sorín, Riquelme y Guillermo Franco, quien se nacionalizó mexicano y defendió la casaca de los azteca en el recientemente finalizado Mundial de Alemania. Además, cuenta con otros dos sudamericanos que cobraron notoriedad en el fútbol argentino: el uruguayo Forlán y el DT chileno Manuel Pellegrini.

El Anderlecht es el conjunto más veces campeón del fútbol belga con 28 vueltas olímpicas. También conoció la gloria en Europa, sobre todo en la década del 70, cuando se quedó con la Recopa en 1976 y 1978 y con la Supercopa también en esos años tras vencer en las finales al Liverpool y al Bayern Munich respectivamente. La última conquista europea, y tal vez la más importante, fue en 1983, cuando alzó la Copa UEFA tras imponerse en la serie de encuentros definitorios al Benfica portugués.

Pese a que mantiene su hegemonía en el fútbol doméstico, el Anderlecht busca volver a tener protagonismo internacional, incluso mayor al que conoció y para eso recurrió a la calidad y el valor agregado de los jugadores argentinos. Un nuevo reconocimiento para el fútbol de estas latitudes.
(Foto: Rsca.be)

Patricio Insua
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martes, 11 de julio de 2006

Italia, campeón desde atrás

Luego de 24 años, la nazionale podrá actualizar el emocionante y visceral festejo de Paolo Rossi ante Alemania en la final de España 82 y la imagen del veterano Dino Zoff alzando la copa. La versión 2006 incluye, de todos modos, una remake del festejo del excepcional delantero, protagonizada por Fabio Grosso, también ante los germanos, pero esta vez en semis y a los 118 minutos de juego para marcar la eliminación de los dueños de casa, rubricada por Del Piero con otro grito 60 segundos más tarde. Italia conquistó el tetracampeonato y agregó a su álbum la foto de Fabio Cannavaro levantando el máximo trofeo del fútbol.

Aunque con matices y su propia impronta, el conjunto dirigido por Marcello Lippi alcanzó la gloria con las credenciales del fútbol italiano. Como nunca una defensa fue campeona del mundo. Buffón terminó de corroborar que, desde hace tiempo, es el mejor arquero del mundo. Por los laterales, Zambrota y Grosso hicieron un gran aporte, sobre todo el hombre del Palermo por la izquierda. El mejor jugador del campeón del mundo fue su capitán, Fabio Cannavaro: excelsa e inapelable fue su tarea para recuperar la pelota y luego jugarla siempre para un hombre de azul. Como compañero de zaga tuvo en el inicio del Mundial al cotizado Alessandro Nesta, pero una lesión lo dejó fuera. Su lugar fue bien ocupado por el desagradable Materazzi.

Apuntalado por ese cerrojo aceitado a la perfección -que sólo recibió dos goles, uno en contra y otro de penal en la final-, muy buenas actuaciones de Andrea Pirlo y Gennaro Gatusso, más piscas de Toni y Del Piero, fueron suficiente para quedarse con el Mundial de Alemania 2006. En la final ante Francia, rival que lo superó a lo largo de los 120 minutos de juego, encontró su premio en la definición desde los doce pasos, misma vía por la que vio frustradas sus aspiraciones en la semifinal ante Argentina del Mundial jugado en su propia casa y por la que cayó, cuatro años más tarde, en la final de Estados Unidos 94 ante Brasil. Por tercera vez consecutiva, en Francia 98, los penales volvieron a ser un karma cuando los galos los dejaron fuera en cuartos de final. Fue tiempo de revancha.

Defensa y ataque son los dos planos del juego. Italia se afianzó en el primero y a partir de ahí ganó el Mundial lícitamente, proponiendo un juego que suele incomodar mucho a los rivales. No llegó a Alemania como uno de los principales candidatos a los ojos de la mayoría y cargaba además con la pesada mochila del escándalo por corrupción en el Calcio, que señalaba entre los culpables al técnico, al capitán y al arquero de la selección azzurra. Pragmatismo e inteligencia estuvieron a la orden del día –y del rival- para que la nazionale pudiese festejar su cuarta conquista mundialista.
(Foto: Fifaworldcup.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

viernes, 7 de julio de 2006

Dime cómo defiendes y te diré quien eres

El cierre de la Copa del Mundo Alemania 2006, con la final que se disputará el domingo en Berlín, pondrá cara a cara a Italia y Francia, los dos equipos que mejor se defendieron durante todo el certamen. Les blues, con Zidane y Henry, y los azzurros, con Pirlo y Toni o Gilardino, presentaron buenas cartas para vulnerar el arco rival. Sin embargo, los principales argumentos de las selecciones dirigidas por Raymond Domenech y Marcello Lippi para llegar a la instancia definitoria estuvieron en sus férreos esquemas defensivos. Por su sabida atención a la astrología uno y por las denuncias de compra de partidos por parte de los equipos más poderos del Calcio el otro, ninguno llegaba en una situación cómoda a tierras germanas. Ambos revirtieron los comentarios en su contra y estos dos estrategas son ya los dos grandes ganadores del Mundial.

Al invertir la máxima de que la mejor defensa es el ataque, los finalistas de la Eurocopa 2000 pusieron sobre la mesa las herramientas que en el fútbol actual son las cartas para el triunfo. Durante la primera fase, ambos equipos, en especial los galos, no parecían con la fortaleza y la solidez necesaria para llegar lejos. Pero con el aumento de la exigencia, con el comienzo del verdadero Mundial, Italia y Francia encontraron sus mejores versiones. Fueron de menor a mayor, algo clave para imponerse en un certamen de siete encuentros.

Como filtro antes de apostarse ante la última línea del equipo, Francia tiene a Makelele y Vieria, ascendidos al generalato tras un sinfín de batallas. Italia, por su parte, dispuso en la mitad de la cancha a los vehementes Gatusso y Perrota como peaje para llegar a los centrales ubicados delante de Buffón, el mejor arquero del mundo. Italia recibió sólo un gol y lo anotó uno de sus futbolistas en contra, mientras Francia fue a buscar la pelota dentro de su arco en dos oportunidades, una tras el penal convertido por Villa para España en octavos. Tanto los de Domenech como los de Lippi propusieron un juego de transición veloz, sin necesidad de 20 toques para llegar ubicarse en posición de gol. Denominador común de estas dos selecciones fue recuperar la pelota para luego administrarla del mejor modo.

Junto con Roberto Ayala, los mejores centrales en la máxima cita del fútbol fueron Fabio Cannavaro y Liliam Thuram, compañeros en la escandalosa Juventus. A partir de ellos como piedra fundamental se erigen las defensas que sirvieron para construir los dos mejores equipos del mundial, los que supieron combinar de la mejor manera los dos aspectos del juego: la defensa y el ataque. Defendieron como nadie y a partir de ahí supieron lanzar los ataques justos y decididos con los cuales marcar la diferencia. El Olympiastadion berlinés será el escenario que enfrentará a los dos mejores equipos del Mundial, los que supieron explotar al máximo sus virtudes y reducir al mínimo sus errores. El domingo uno sólo festejará. Quien se imponga se transformará en el nuevo campeón del mundo reinante hasta Sudáfrica 2010.
(Foto: Fifaworldcup.yahoo.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

jueves, 6 de julio de 2006

Cuatro mundiales

Argentina 1978, España 1982, México 1986 e Italia 1990 fueron los cuatro mundiales que instalaron definitivamente a la selección argentina en la elite del Planeta Fútbol. En esas cuatro Copas del Mundo el conjunto albiceleste disputó tres finales y ganó dos campeonatos; en la restante, la cita ibérica, presentó un equipo de lujo que no dio lo que se esperaba, pero sirvió para presentar a los ojos del mundo (por lo menos a quienes todavía no habían dado cuenta de él) a Diego Armando Maradona.

Tras aquel período de esplendor, por diversos motivos y en distintas circunstancias, en los cuatro mundiales siguientes Argentina no logró pasar de los cuartos de final. Futbolísticamente se perdió peso, chapa. Junto con Brasil, Alemania e Italia, Argentina integra el póquer de los grandes a nivel selección y por eso volver antes de la semifinales es para la patria futbolera una decepción.

Argentina hace 16 años que no gana un partido de eliminación directa en los 90 minutos. La última vez fue en Turín, el 24 de junio de 1990, cuando, tras una extraordinaria jugada de Maradona, Claudio Paul Caniggia hizo revolcar a Taffarel para conseguir el gol que clasificó al equipo que dirigía Bilardo a los cuartos de final y decretó la eliminación del Scratch. En el próximo Mundial, Sudáfrica 2010, la cuenta llegará a dos décadas sin ganar un partido a ganar o volver.

Hubo en estos años dos períodos entre Mundiales en los cuales la selección acumuló los méritos necesarios en cuanto al juego, los resultados y la calidad individual de sus futbolistas para llegar en ambos casos como uno de los principales candidato al título mundial. Se trató de los ciclos de Alfio Basile y Marcelo Bielsa, pero como las cosas no salieron de acuerdo a lo esperado ni en Estados Unidos ni en Japón-Corea gran parte de la prensa y del público pidió en ambos casos la cabeza del técnico y varios jugadores. Así, luego de Basile, flexible en cuanto a las libertades para los futbolistas, llegó Passarella como tótem de la disciplina y con él una catarata de nuevos nombres para la albiceleste (apoyado, es cierto, en una necesidad de recambio generacional). Bielsa continuó en su cargo tras el fracaso en Asia, pero cuando renunció en 2004, se recurrió a Pekerman, entrenador de harto menor rigor táctico que el rosarino.

En este mundial la gente salió a festejar después cada partido. Pese a la eliminación en cuartos de final a manos de Alemania, el obelisco porteño fue epicentro de los cantos de aliento por la actuación argentina. Si esto tiene una connotación sociológica positiva, a partir de no dramatizar una derrota deportiva, bienvenido sea. Pero en lo estrictamente futbolístico no es buen síntoma esa celebración, implica aceptar un rol en un elenco amplio cuando se cuenta con las características y los argumentos suficientes para cumplir con un papel protagónico.
(Foto: Fifaworldcup.yahoo.com)

Patricio Insua
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lunes, 3 de julio de 2006

Los penales, muy lejos de una lotería

“No practicamos penales porque no tenemos pensado llegar a esa instancia”, aseguró con una sonrisa José Néstor Pekerman en la conferencia de prensa brindada el día anterior al choque ante Alemania por cuartos de final. Tener una firme determinación en lo que se pretende hacer es una postura por demás valorable, pero también se debe tener en cuenta que las cosas muchas veces se desvían de los carriles por los que se planeaba transitar. Aparece entonces lo imprevisible, y cuando la empresa implica un alto grado de dificultad, se debe planear lo imprevisible.

La definición desde los doce pasos tras los 90 minutos de juego estipulados y los 30 de prórroga son una instancia que muy lejos está de ser improbable en los campeonatos del mundo. La definición por penales debe ser programa y, por lo tanto, trabajada. Desde el primer día en que se dispone de la totalidad de los jugadores con los cuales se viajará a una Copa del Mundo este aspecto debe, como tantos otros del juego, ser trabajado.

Ganar por penales es una virtud, no suerte. Perder por penales es un defecto, no falta de liga. El azar, lo imprevisible de la impronta está presente, sí, pero la práctica y el estudio reduce su margen y hace llegar a esa instancia de definición con mayor seguridad. Los penales tienen que ver con las aptitudes técnicas, con la preparación y con la templanza, con el carácter.

Antes del comienzo de la definición, el preparador de arqueros de Alemania se acercó a Jens Lehman con un papel en el cual estaba anotado de qué modo habían pateado los jugadores argentinos sus últimos penales. Antes de cada ejecución de los futbolistas argentinos, el portero teutón revisaba su apunte y lo guardaba en la media. Así atajó dos penales y en los otros dos estuvo cerca, pero los penales de Cruz y Maxi Rodríguez fueron gol porque patearon con fuerza. Siempre con el concepto de reducir el margen de error, los alemanes ejecutaron sus penales con fuerza, sabedores de que si el arquero iba hacia ese lado un remate potente de todas maneras sería difícil de contener. Síntesis: Lehman atajó dos penales y estuvo cerca en los otros dos, en tanto que sus compañeros patearon con fuerza. En cambio, en Argentina Ayala (hasta aquí en el podio de los mejores jugadores del mundial) y Cambiasso ejecutaron débilmente, favoreciendo las chances de Lehman, mientras que el arquero argentino fue en todos los penales hacia el otro lado que la pelota.

El fútbol que hoy se juega (independientemente de juicios de valor al respecto) es de gran paridad y, entonces, en detalles que parecen menores puede estar la llave del triunfo. En 120 minutos de juego se vio una partido parejo, donde los dos equipos se hicieron muy poco daño, se posicionaron frente al arco rival con posibilidades concretas de gol en muy pocas oportunidades. En la definición de penales esto no ocurrió, en esa instancia hubo una clara superioridad de un equipo sobre otro, de un equipo que había trabajado esa instancia contra un equipo que no.
(Foto: Fifaworldcup.yahoo.com)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

domingo, 2 de julio de 2006

Merci Zizou

Las páginas principales de la historia del fútbol están ocupadas por los grandes artistas de la pelota. Pero existe un lugar de absoluto privilengio, un cuadro de honor, una mesa chica con contados lugares. En ese sitio está instalado Zinedine Zidane. En la Copa del Mundo Alemania 2006, su despedida del fútbol, el número 10 de Francia, el mismo que levantó la copa en 1998 después de anotar dos goles en la final ante Brasil, dio una clase de fútbol magistral justamente ante los pentacampeones del mundo.

Por el contexto, por ser una instancia definitoria de una Copa del Mundo y ante un rival nada más ni nada menos que del peso específico de Brasil, Zinedine Zidane produjo la mejor actuación individual de un futbolista en un partido mundialista desde Maradona hasta nuestros días.

En uno de sus últimos conciertos, este grande de la historia del fútbol mundial dio una exhibición emocionante. Manejó la pelota con una elegancia y una efectividad completamente alejada de la media. Dispuso de los tiempos del partido a su antojo e hizo un culto de la belleza, de la estética, con utilidad y no porque sí. Mostró las mismas credenciales que en sus mejores años lo habían ubicado en la cima del Planeta Fútbol, ya sea con la camiseta del Burdeos, de la Juventus, del Real Madrid o la de la selección francesa.

Su magia, estética y eficacia conjugadas en su máxima expresión, sirvieron para que Francia se imponga con estricta justicia ante Brasil, un equipo que jugó mal durante todo el mundial y que llevó el cartel de candidato sólo por el peso de su camiseta. Por lo demostrado dentro de la cancha, siempre estuvo claro que era un equipo al que le quedaba grande la chapa que portaba, era cuestión de romper con lo instalado.

El fútbol mundial se dio el gran gusto de disfrutar de una noche gloriosa de Zinedine Zidane, uno de los mejores jugadores de la historia, que con una muestra impresionante de amor propio, en el torneo que eligió como su despedida del fútbol, volvió a brillar en la instancia en la que sólo relucen las verdaderas estrellas. Merci Zizou, el fútbol todo te lo agradece.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
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sábado, 1 de julio de 2006

El error en los cambios

Si bien la eliminación de Argentina se produjo tras caer en la definición por penales, flota aún esa sensación de que el equipo de Pekerman dejó escapar la posibilidad de llegar a las semifinales sin necesidad siquiera de la prórroga de 30 minutos. Probablemente el error estuvo en la elección de variantes por las que optó el entrenador argentino. Tras la lesión de Abbondanzieri y el ingreso de Franco el conjunto albiceleste dispuso de dos cambios más y no los supo aprovechar.

Con Argentina en ventaja y Alemania ahorcada por el reloj, las decisiones desde el banco argentino no parecieron ser las más convenientes: reemplazar a un insípido Riquelme con Cambiasso y propiciar el ingreso de Cruz -que hizo lo mismo que en sus pocos partidos en muchos años de selección: nada- en lugar de Crespo, quien nunca encajó en el ideal de juego de Pekerman. Más que para los dos jugadores del Inter el partido se presentaba a pedir de la entrada de alguien capaz de tener la pelota, como Aimar o Messi, y un atacante rápido, que pudiese hacer el mismo daño que Tevez produjo antes de que su físico se desgaste, léase Saviola o el mismo Messi.

Los cambios hechos por Pekerman, retrazaron al equipo y evidenciaron el temor que el olfato alemán detecto. Entonces los de Klismann fueron a buscar el empate con mayor decisión y sabiendo que Argentina no generaría contragolpes riesgosos. El resto es la historia ya conocida: el empate de Klose (por errores en la marca), el alargue, los penales y la eliminación.
(Foto: Clarin.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com

Final del sueño

En Argentina se acabó el mundial. Habrá que esperar hasta Sudáfrica 2010, dentro de cuatro largos años. Esta vez los penales, que nos hicieron delirar en Italia 90, fueron la cruz de la derrota. En lo concerniente a la tarea desarrollada en la Copa del Mundo Alemania 2006 surgen los primeros análisis, para evaluar aciertos y derrotas.

Alemania no fue más que Argentina, pero avanzaron los de Klismann. Del mismo modo, Argentina no fue más que México, pero a cuartos de final pasaron los de Pekerman. El encuentro ante los locales fue chato. Hubo más insinuaciones que situaciones reales de peligro frente a los arcos. El conjunto albiceleste comenzó bien el partido, metido y con actitud, sin embargo se fue diluyendo ante un seleccionado alemán carente de ideas, pero solidario y aguerrido.

A favor del entrenador argentino es justo señalar que pensó bien los partidos en la previa, que supo mantener motivado y haciendo sentir parte importante del equipo a cada uno de sus 23 dirigidos. Fue acertadísima la decisión de confiar en Abbondanzieri como arquero titular (personalmente, fui uno de los que dudó de su garantía en el arco); el Pato hizo un gran Mundial y por lesión se lo extrañó en el momento que más se lo necesitaba. La inclusión de Maxi Rodríguez, también protagonista principal, fue otro punto a favor. Y si de rendimientos individuales se trata no se puede dejar de hablar de los de Ayala, Mascherano, Tevez y Saviola.

Independientemente de que el resultado en los penales hubiese sido otro, existieron falencias que quedaron evidenciadas. El principal problema fue la falta de rigor táctico, de mecanizar movimientos por repetición y generar una estructura de equipo sólida. Pekerman armó su equipo entorno a su jugador preferido, Juan Román Riquelme, quien no pudo responder a tal responsabilidad. El jugador del Villarreal no fue actor protagónico en ningún partido, jamás estuvo entre mejores del equipo en los cinco cotejos disputados, a la hora de ir a ganar un partido no apareció y sucumbió ante la marcación que se sabía tendría. Si había que elegir un jugador como eje del engranaje, sin dudas el hombre era Carlos Tevez. Otro error fue ir a jugar con línea de cuatro sin llevar laterales: las opciones por derecha fueron Burdisso, Coloccini y Scaloni, dos marcadores centrales y un mediocampista, mientras que por izquierda se siguió la misma temática con Sorín y Cufré, un volante y un zaguero. Por la derecha hubo marca, pero no salida y por la izquierda no hubo ni marca ni salida.

Cosa juzgada, la revancha será dentro de cuatro años en el primer Mundial que se dispute en África. Será tiempo entonces de trabajar de la mejor manera para llegar a la máxima cita futbolística en condiciones óptimas y recuperar así el lugar protagónico que argentina supo tener en los campeonatos mundiales.
(Foto: Lanacion.com.ar)

Patricio Insua
patinsua@gmail.com